III: Casualidades.

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Harry sonrió al divisar en la salida a un joven cercano a su edad de cabello negro y tez pálida, que caminaba a su dirección.

-¡Harry Hamilton! -Gritó sonriente el italiano al acercarse al mencionado.

El rubio rió entre dientes y abrazó fraternalmente al recién llegado.- Connor, qué bueno verte amigo.

El más bajo de estatura sonrió con diversión al separarse.

-Lo sé, soy el mejor amigo del mundo. -Expresó con aires de grandeza, provocando carcajadas en el mayor.

Harry negó sonriendo y llevó a su amigo con su hermano y compañeros de clase, para presentarlo con su cuñada y los amigos de ella.

-¡Connor!, ¿qué haces aquí? -Sonrió Cedric al ver al amigo de años de su hermano.

El nombrado sonrió palmeando el hombro del Hamilton menor.- Vengo a hacer negocios con tu hermano, y por supuesto el asistir a tu boda. Le ganaste al vejestorio de Harry.

El mayor de todos frunció el ceño golpeando el hombro del coreano, provocando las risas en los demás.

-Al menos ya no soy el único extranjero aquí. -Agregó Joshua riendo levemente.

Madison rió junto a Heaven.

-Te comprendo chico, me pasó cuando llegué a Londres por primera vez. -Suspiró Connor negando con la cabeza.

Mientras ellos hablaban, Harry pudo ver que Stacy caminaba de un lado a otro en el estacionamiento del conservatorio.

Cegado por la curiosidad, se apartó del grupo que hablaba tranquilamente y se acercó a la rubia con su habitual sonrisa relajada.

-¿La ha dejado su carroza, princesa?

La muchacha giró su rostro, observándole molesta.

-Eres exasperante. -Espetó apartándose de él, en ese momento el auto de la chica llegó junto con su chófer.

Harry sonrió despidiéndose, mientras que ella le sacó la lengua con fastidio y eso provocó risas en el mayor.

Era una muchacha muy aniñada.

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3:00pm.

Los dos empresarios llegaron al edificio de la empresa Hamilton, la cual se destacaba por adiestrarse en el ámbito de construcción, la empresa de Connor se decantaba por el diseño de estructuras y los interiores de estas así que ambos deseaban forjar una alianza de negocios con ambas empresas.

-Ha cambiado un poco, ¿nuevos muebles? -Comentó el pelinegro caminando junto al rubio hacia su oficina.

-Sí, los anteriores eran monótonos y los cambié por unos más llamativos y relajantes. -Respondió el ojiverde con una sonrisa.- oh, ahí está mi mano derecha.

El Hamilton mayor señaló a una joven de veintitres años, sentada en un escritorio mientras tecleaba algunas cosas; Connor entrecerró sus ojos para verla mejor y se sorprendió en cierta forma, era muy bonita.

Harry se dio cuenta de ello, por lo que no evitó reírse a carcajadas.

-¿Qué pasa? -Preguntó desorientado el italiano hacia su amigo.

Este reía negando con la cabeza.- Amigo, ni se te ocurra echarle el ojo. Es cristiana y no le llama la atención para nada un yugo desigual.

De alguna forma eso le golpeó duro al más bajo, por lo que fingió que una daga le atravesó el corazón.

-Auch, bien ya no la miraré. -Sentenció como si nada.- vayamos a hablar de las ideas que tenemos para las empresas.

El inglés asintió levemente y saludó a su secretaria, Kimey Cameron, al pasar junto a ella. Connor como pudo evitó el mirarle, porque debía admitar que esa muchacha cristiana era muy bonita.

Entraron a la oficina principal del mayor y comenzaron a hablar sobre temas de negocios toda la tarde.

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En la noche, los dos amigos pudieron cerrar el trato y decidieron retirarse a sus respectivos alojamientos.

Harry se despidió de Connor al verlo montarse en el Camaro que alquiló al llegar a Londres, y él por otro lado se subió a su Range Rover plateada para irse a su departamento.

Encendió la radio y la canción de Sovereign de Hillsong se escuchaba en la estación "Faithful" de la ciudad, inevitablemente comenzó a cantar el coro de aquella adoración.

Dios del universo.
Salvador eterno.
Rey de toda la creación.

Y así estuvo durante un rato, cantando las hermosas letras de dicho himno hasta que, cierta persona lo hizo frenar en plena avenida.

-¿Princesa caprichosa? -Susurró sorprendido al ver a la rubia parada frente a un restaurant.

Esta se frotaba sus descubiertos brazos debido al frío de la noche, usaba otro vestido más conservador que el que usó en la graduación pero igualmente derrochaba lujo y elegancia.

Se veía decepcionada y triste, y sus ojos se abrieron al ver que la rubia comenzaba a llorar como una niña desconsolada.

En cierta forma se le estrujó su corazón al verla de esa manera.

¿Qué debía hacer? ¿Seguir su camino?

¿Bajarse y ayudarla?

Estaba en un serio predicamento.

-Padre... dime qué hacer... esa niña necesita de Ti lo sé pero, ¿cómo le hago entender eso? -Resopló pasando sus dedos por sus hebras rubias en su cabeza.

Tras pensarlo unos segundos, se bajó de la camioneta y con paso tranquilo fue hasta la muchacha.

-Hey princesa sin corona, ¿todo bien?

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Bueno bueno, Dios no es un dios de casualidades jeje~ 🙈 espero que les haya gustado! 🙌 Comenten y voten como siempre! 👌🙏




¡Dios les bendiga!

Heaven's Symphony 🔛 || Libro #2 Saga: Música CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora