VI: Trato.

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Actualidad.

Y ahora tenía al hermano mayor del hombre que rompió mi corazón, caminando junto a mí para acompañarme a casa.

No paraba de parlotear tantas cosas que ya ni sabían qué eran de tanto que hablaba y hablaba, me tenía mareada ya que sinceramente no callaba su boca.

Pero justamente esa noche... no me molestaba.

-Harry, quiero que seas honesto conmigo. -Dije de repente, deteniendo mi caminar de forma abrupta.

Pude ver que también él se detuvo para mirarme con los ojos bien abiertos como platos.

-¿Me llamaste por mi nombre?, oh vaya qué gran avance. -Se burló colocando su mano sobre su pecho.

Sentí la cólera cubrirme nuevamente y apreté mis puños a los lados de mi cuerpo.

-¡Idiota estoy hablando en serio y tú sólo bromeas! -Grité colérica cerca de él.

Se quedó en silencio sin dejar de mirar mi rostro, yo por otro lado me crucé de brazos y lo observé con el ceño fruncido

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Se quedó en silencio sin dejar de mirar mi rostro, yo por otro lado me crucé de brazos y lo observé con el ceño fruncido.

-¿Por qué a pesar de que te trato así, sigues empeñado en ayudarme?

El silencio fue acompañado por la brisa nocturna moviendo los árboles de la calle, sus ojos verdes no se quitaban de los míos y ya estaba comenzando a ponerme nerviosa por alguna razón.

Se determinó por suspirar y desviar la mirada hacia la luna, contemplándola en total silencio; me quedé mirando su perfil y jamás había visto una silueta como esa, ni siquiera Cedric me lograba contemplar de esa manera.

Harry tenía porte de un príncipe, pero no como esos de la Edad Media o algo semejante.

Él... parecía un príncipe de su famoso Dios.

-"Amarás a tu prójimo como a ti mismo." -Susurró con la vista aún clavada en la luna.

Mis ojos se expandieron al escuchar esas palabras salir de su boca. Giró suavemente su cabeza y me miró con una pequeña sonrisa.

-Eso incluye también a mis enemigos y a las personas que no les caigo bien, como tú.

No supe qué decir ni qué responderle en ese momento, era como si mi voz se hubiera congelado para proferir palabra alguna.

-Por eso quiero ayudarte, porque ocultas un gran dolor en tus ojos y no sabes cómo alejarlo de tu vida. -Dijo con voz tranquila, como si leyera mis ojos con los suyos.

¿Cómo sabía eso de mí?

-T-tú... tsk... -Chasqueé la lengua y fruncí el sueño desviando la mirada a otro lado.- claro, como sea sabelotodo.

Retomé mi caminata y él sin dudarlo comenzó a caminar junto a mí otra vez, con un silencio acompañándonos.

Ninguno dijo nada más esa noche.


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12:00am.

Prácticamente, el llegar a mi casa nos tomó muchas horas que el reloj de Harry marcó las doce, no sabía con exactitud si mis padres andaban en casa pero dudaba que estuvieran preocupados por mí.

Ellos tenían cosas más importantes que yo para atender.

-Vaya, el castillo de la princesa sin corona. -Silbó sorprendido mientras observaba la mansión Powell.

Sonreí con suficiencia moviendo mi cabello con la mano.- Por supuesto que es maravillosa, mis padres la compraron.

El rubio negó sonriendo y me acompañó hasta la puerta principal, pero no se veía aún dispuesto a irse.

-Bien princesa Mical, tengo un trato para ti. -Inició metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón de vestir.

Lo miré cruzando mis brazos y alcé una ceja escuchándolo con atención.

-¿Qué clase de trato? -Pregunté indiferente, pero la realidad era que sentía mucha curiosidad por saber qué tenía en mente.

El ojiverde sonrió como un niño cuando tiene una idea genial.- Me dejas presentarte a Jesús durante un mes, luego de que el mes acabe te dejaré en paz, claro... si para ese momento sigues pensando de la misma manera.

Fruncí el ceño con intriga mientras tamborileaba mis brazos con mis dedos, que me dejara en paz si aceptaba su trato sonaba tentador.

Quizás conocer a ese tal Jesús haría que Harry Hamilton me dejara en paz y para siempre, así que no estaría mal intentarlo y quitármelo de encima por completo.

-¿Realmente cumplirás si acepto? -Quise confirmar que de verdad iba a cumplir con su palabra.

Más él sólo sonrió asintiendo rápidamente con la cabeza.

-Es una promesa garantizada, no puedo mentir o eso me costaría muy caro. -Expresó encogiéndose de hombros sin dejar de sonreír.

Suspiré pesadamente y vi que extendió su mano derecha para que la estrechara con la mía, la miré por varios segundos mientras meditaba sobre mi futura respuesta.

Hasta que al final, extendí mi mano y la estreché con la suya en un leve apretón.

-Acepto. -Sonreí victoriosa creyendo que iba a ganar y Harry se iría.

Sin embargo, no vi lo mucho que mi vida iba a cambiar desde aquel momento que acepté el trato de Harry Hamilton.



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¡Dios les bendiga!

Heaven's Symphony 🔛 || Libro #2 Saga: Música CelestialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora