Pecas

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- No importa. - interrumpí su balbuceo - Además, tampoco es que te haya pedido explicaciones de por qué faltas al entrenamiento y luego apareces todo lastimado -

- Pero Tsukki... -

- Esas gasas tapan tus pecas. Mejor apúrate a sanar - dije sin pensarlo, alejándome, mientras la música de mis auriculares a todo volumen, ya lastimaba mis oídos.

(...)

En el entrenamiento de la tarde me dediqué a bloquear cada remate, una y otra vez con cierta violencia. La frustración en los ojos de los atacantes me recordaba mi estado y, de forma sádica, lo disfrutaba. Aunque también perdí muchos puntos por malas lecturas.

La máxima expresión de mi ausencia de conciencia fue el momento en el que bloqueé uno de los estúpidos saques flotantes de Yamaguchi. Hinata, Tanaka, Nishinoya y hasta Daichi rieron mientras el rey me dirigía unos cuantos insultos que ignoré, como de costumbre.

Nadie, excepto el enano, se animó a preguntar qué pasaba con Yamaguchi y conmigo, pero Kageyama en seguida hizo que se callara. Así fue como la práctica terminó anticipadamente y el dúo de fanáticos me hizo saber que había sido por mi culpa.

(...)

- Parece que ya no es suficiente mi presencia para que no te pelees con otros chicos - rompí el silencio, recién cuando llegamos a la puerta de su casa.

- ¡No es nada de eso Tsukki! ¡No te preocupes! - forzó una sonrisa.

- Cómo quieras, Yamaguchi -

- No te enojes por favor -

(...)

- Tsukki, ¿qué piensas de mis pecas? - me detuvo en seco, cuando ya había comenzado a caminar hacia mi casa.

Realmente odiaba el hecho de que no recordase lo que significaban sus pecas para mí.

- No lo recuerdas, ¿cierto? - contesté sin voltear, luego de un corto silencio, tras lo cual seguí mi camino.

Tus pecas son como mil estrellitas en el cielo Yamaguchi.