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- Tsukishima, ¿qué dibujas? -

Los lápices de colores estaban desparramados en la mesa baja, mientras el pequeño rubio coloreaba un infantil dibujo de un dinosaurio bajo un cielo estrellado.

- ¡Es un dinosaurio mirando las estrellas! - levantó sonriente el papel para enseñárselo a su amigo.

- ¡Wow! Qué bien que dibujas - respondió entusiasmado el pecoso.

- No es cierto... pero me gusta dibujar estrellas como las tuyas -

- Mis pecas no son estrellas. Las estrellas son lindas y mis pecas no le gustan a nadie - bajó la mirada hacia su dibujo abstracto, que parecía ser un cielo sin estrellas pero con una luna enorme.

- Callate Yamaguchi. A mi me gustan -

- Bueno... Deberías agregarle una luna a tu dibujo, Tsukki -

- ¿Tsukki? -

- Lo siento. Es que... tu nombre se forma con los kanjis de luna y de isla y... en cierta forma me haces acordar a la luna - dijo bastante avergonzado el pecoso

- Yamaguchi... puedes decirme "Tsukki" a cambio de que aceptes que tus pecas son lindas y me encantan -

- Si tú eres la luna entonces, yo puedo ser las estrellas -

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