Tu mejor error
—¡Sueltame! —El chico pelinegro estuvo a punto de ser abofeteado por la albina de mechón rosa pero él sostuvo su mano, tomándola con fuerza de la muñeca.
—No tienes porqué ser tan agresiva, princesa. —Comentó en un tono bajo y seductor que sólo logró irritar a Meg.
Fred se acercó a los pálidos y necios labios de la chica para compartirle un poco de perfección ya que era inaceptable que una dama no hubiera tenido la dicha de besarlo. Él corregiría ese error.
Pero antes de que pudiera disfrutar del elixir de sus labios, alguien jaló la coletilla del chico para apartarlo de ella, encontrándose con unos furiosos y profundos ojos azules que lo miraban con una mezcla de odio y fastidio, conocía esos ojos y no le eran gratos; por lo que esta situación no había hecho más que empeorar.
—Ya te dijeron que no, ¿acaso estás tan desesperado por probar algo que tienes que acosar a todas las mujeres del instituto? —Preguntó Freddy, al que generalmente no le importaría esto pero no se metería con otra de sus amigas ya que él era amigo muy íntimo de "Los Toys", chicos de un curso inferior, por lo que le tachaban a veces de traidor.
—¿Desesperado? —Hablaba con sincera diversión— Tu amiga debería estar agradecida que quiera regalarle un poco de amor. No tengo porqué escuchar eso de un marica. —Finalizó de forma despectiva ya que no era secreto que aquél castaño y el asistente del profesor, un chico muy alto de cabello naranja, habían sido pareja.
—Al menos yo no lo niego.
Freddy detestaba a Fred, todo lo que hacía y decía le parecía enfermizo; no podía creer que, aun así, era extremadamente popular y la mayoría de las chicas se mojaban por él.
Al principio le daba igual lo que hiciera o dejara de hacer hasta que se metió con Joy y le rompió el corazón, desde entonces se moría por darle una paliza y la oportunidad se había presentado sola.
El pelinegro se indignó por esto, nadie iba a poner su hombría en duda y mucho menos ese tipo. Se puso frente al ojiazul para soltarle un rápido puñetazo en la cara que lo llevó contra el suelo.
A pesar del doloroso golpe, el castaño se levantó para dirigirse a su estómago y derribarlo, subirse en él y golpearlo en el rostro a puño cerrado mientras el pelinegro luchaba por tomar el control de la pelea, quedando encima de Freddy y darle el mismo tratamiento que recibió él.
La chica gritaba que se detuvieran, con temor a acercarse para no recibir un golpe mal dirigido pero antes de que fuera a pedir ayuda, un profesor que iba de salida, notó la pelea y se apresuró en tomar a Fred del cuello de la camisa para separarlo de Freddy.
En un segundo, los chicos pasaron de la euforia total al susto pues estaban en problemas.
—Genial, nunca me habían llamado a la dirección y ahora estoy aquí por tu culpa. —Recriminó el ojiazul mientras esperaban fuera de dirección antes de saber la que sería su sanción.
—¿Nunca? Tu vida escolar debe ser muy aburrida. —Comentaba desinteresadamente con una revista en la mano, parecía muy cómodo y acostumbrado a esta situación hasta que pareció recordar algo importante y miró de manera acusadora al otro— ¡Además, esto es tu culpa! Yo estaba tranquilamente con aquélla chica hasta que tú nos interrumpiste. —El otro simplemente puso los ojos en blanco del fastidio.
—Te hice un favor, idiota. ¿Sabes quién es la novia de la chica con la que coqueteabas? —No lo veía de frente, aunque podía imaginar la cara de sorpresa en el contrario— Maggie, la única chica en la banda de los Nightmare y no está ahí precisamente por ser una delicada flor que se queda como si nada cuando un idiota trata de besar a su novia.
Por un instante, Fred se quedó estático pues ni siquiera él era tan idiota para creer que podría pelear con alguno de los Nightmare sin necesitar ser hospitalizado.
Quizás, en realidad ese imbécil le había hecho un favor.
Pronto los llamaron para saber lo ocurrido y, en base a ello, determinar el castigo pertinente.
Un hombre entrado en los cincuentas que ya podía presumir algunas canas que adornaban su cabello, anteriormente negro y profundo y las marcas de expresión dignos de alguien que durante años ha tratado con adolescentes problemáticos; les miraba con cierta confusión, debido a los múltiples golpes dibujados en el rostro de cada uno. Extrañado, especialmente por el castaño que nunca se había visto en una situación así.
—¿Por qué estaban peleando? —Preguntó el director sin rodeos pero ninguno de los chicos le contestó, ni siquiera le miraban de frente pues Fred miraba una planta que adornaba el lugar con gesto aburrido y Freddy miraba en sus piernas, donde jugaba nervioso con sus manos. El hombre suspiró con cansancio — ¿Fred?
El pelinegro miró con una sonrisa ladina al hombre mayor sólo moviendo los hombros, dando a entender que no lo sabía pero sin decir palabra. Estaba seguro que Freddy le diría que estaba defendiendo a su amiga y quedaría como el héroe, siendo un niño bien portado además del extenso historial delictivo de Fred no dudarían de su palabra y tendría que recibir el castigo por ambos. No importaba, uno mas o uno menos pero quería ver que tanto lo difamaba el ojiazul así que él permanecería callado.
—¿Freddy? —Intentó el director, haciendo que el castaño lo mirara con extrañeza, como si no supiera porqué estaba ahí.
—¿Exceso de testosterona? —La respuesta del castaño, inevitablemente hizo sonreír al otro pues creyó que no tardaría nada en delatarlo y ahora se hacía el loco.
—Me refiero al motivo de la pelea. —Prosiguió el mayor condescendiente pero el castaño simplemente sonrió con nervios.
—Jalé su cabello. —Freddy se reusaba a dar la verdadera razón pues era algo en lo que el resto no tenía nada que ver (además hace mucho que quería golpear al pelinegro) así que aceptaría la sanción de buena gana.
El mayor los miró, entendiendo que no hablarían sobre este suceso, raro que dos personajes tan contrarios como ellos coincidieran en algo.
—Básicamente no estaban dentro de la escuela, así que no estaban bajo mi jurisdicción pero que no vuelva a ocurrir porque no seré tan amable con ustedes y ya vayanse antes de que me arrepienta; Freddy tenga su primer reporte y Fred el milésimo.
Ambos se pusieron de pie rápidamente para salir de ahí, para que el mayor no quisiera cumplir su amenaza.
El castaño ya iba hacia su casa cuando fue retenido por el otro del brazo, se giró con enojo pero el otro sonreía con sinceridad.
—No te vayas tan rápido, vamos a celebrar que no nos castigaron. Yo invito. —Comentó Fred con calma pues daba por hecho que el otro aceptaría— Vamos, Freddy. Ahora somos amigos.
Sin comprender la razón, el mencionado sintió un escalofrío que le recorrió toda la espina vertebral cuando el otro dijo su nombre de ese modo cantarín y seductor pero salió de su ensoñación al distinguir lo que le dijo al final.
—Yo no soy tu amigo, aún quiero romperte la cara. —Contestó como si explicara lo más lógico del mundo.
—Todos mis amigos alguna vez han querido romperme la cara para que ellos se vean mas guapos, sólo tú lo has logrado así que supongo que podría considerarte un amigo V.I.P.
—No quiero ser tu amigo, eres un imbécil que sólo va rompiendo los corazones de las chicas y sólo te importas a ti mismo. Yo no pienso ser amigo de alguien así.
El pelinegro no tuvo tiempo para responder porque el otro recuperó su brazo y apresuró el paso, muy lejos del otro.
El pelinegro vio la silueta del castaño, corriendo lejos de él como si quemara, haciéndole sentir tan miserable como nunca antes. Ni siquiera reflexionó sobre estos sentimientos pues tomó la resolución de no darles importancia.
—Ese niño será mi amigo… sólo mío. —Al hablar para sí mismo, no pudo distinguir que sus últimas palabras no eran demasiado… amistosas.
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Déjame respirar FREDDEDY
Cerita PendekFred era un coqueto irremediable, mujeriego de primera y un matón mas pero cuando alguien se atreve a hacerle frente, las cosas cambiarán para ambos. Basada en las canciones de Fred en FNAFHS (Ya verán)