All that you love will be carried away

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"Casi es tiempo de que me vaya". Esas simples palabras se repetían en su mente una y otra vez desde esa noche, y Levi aún no estaba seguro de entender su verdadero significado. Sabía de antemano que Erwin tenía que irse algún día, cuando sus padres aparecieran para llevarlo de vuelta a casa y que todo volviera a la normalidad, pero, de algún modo, aquello se sentía totalmente diferente, como si la réplica de Erwin fuera a irse a algún lugar demasiado lejano, donde nunca podría alcanzarlo. Como si fuera a desaparecer para siempre, al igual que su Erwin.

—¿Irte? ¿A dónde irás? Aún no sabemos nada de tus padres o dónde encontrarlos. —Levi no deseaba mostrarse desesperado, pero tampoco podía ocultar el dolor que la sola idea le provocaba.

Erwin iba a irse una vez más; como si no hubiera sido suficientemente doloroso perderlo una vez, había vuelto a él de la forma más extraña tan sólo para abandonarlo una vez más, la vida en definitiva lo odiaba demasiado. No recibía más que sufrimiento, una y otra vez, de mil formas distintas, siempre perdiéndolo todo, e inevitablemente terminó pensando una vez más en terminar con todo eso.

No era la primera vez que tenía esa clase de pensamientos, desde que su madre murió cuando era apenas un niño, Levi se había preguntado cómo podría vivir sin ella, la única persona en el mundo que le había amado, y sus pensamientos siguieron viajando hasta una única idea, que le sugería que lo más sencillo sería quedarse ahí, junto al cadáver de su madre, esperando a que la muerte llegara a buscarlo para terminar con su sufrimiento. Pero Levi no tenía esa clase de valor; antes de dejarse morir de hambre, decidió aferrarse a la vida con todas sus fuerzas, las pocas que le quedaban, levantándose del suelo para elegir el camino difícil. Tenía que vivir, por su madre, por él mismo.

Sin embargo, la idea nunca llegó a abandonarlo por completo. Con los problemas comunes de la adolescencia, sumados al acoso que sufría por su situación económica, su mente le traicionaba sugiriendo las más tentadoras opciones para terminar con el dolor. Si hubiera tenido el valor de hacerlo, seguramente sus problemas hubieran terminado. Pero no lo hizo, nunca cedió a ese violento impulso y, luego de incontables horas de trabajo y estudio, finalmente fue capaz de entrar a la universidad.

Luego de graduarse, conseguir un buen empleo y comenzar una vida junto a Erwin, Levi estaba seguro de que las cosas sólo podían mejorar a partir de entonces, pero incluso los finales felices no duraban para siempre; así pudo comprobarlo luego de perder al hombre con quien se suponía que pasaría el resto de sus días. ¿Cómo se suponía que siguiera adelante? ¿Cómo iba a sobreponerse a la pérdida? Nunca antes había deseado tanto terminar con su vida. No podía entenderlo, apenas tenía tiempo de sentirse dichoso antes de que la vida le recordara que él no tenía derecho a ser feliz. En ese entonces, Hanji, la loca amiga de la infancia Erwin, había estado ahí para apoyarlo, evitando que cediera a sus impulsos, pero incluso ella no estaría ahí para siempre, y Levi volvió a estar solo, perdido en un mundo demasiado cruel. Hasta que Erwin volvió.

Todo lo que amas se te arrebatará (1). Levi recordaba esa frase de algún sitio, y jamás le había parecido más acertada. En realidad, aquel había sido su principal motivo para recluirse en esa casa, rodeado por los valiosos recuerdos de su tiempo con Erwin. De cierta forma, tenía miedo de que si se relacionaba con otras personas, irremediablemente terminaría por perderlos. Él no quería eso, no podría soportarlo una vez más. Incluso en ese momento, cuando una parte de él aún estaba convencida de que Erwin había regresado, por alguna razón desconocida, y comenzaba a permitirse disfrutar de su presencia, la realidad le golpeaba en el rostro una vez más. Erwin se iría de nuevo, no había nada que pudiera hacer para evitarlo; pero al menos necesitaba una explicación, y el silencio le pareció eterno hasta que finalmente llegó.

—Yo... escucho voces, en mi cabeza. —El pequeño llevó sus manos hasta su cabeza, sujetándola con fuerza mientras cubría sus oídos, como si de esa forma pudiera callar las voces, que cada vez se escuchaban más fuerte.

Everything staysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora