segundo vagón (komuhodu)

251 16 2
                                    

Los labios de DongHan se quedan junto a la mejilla  de Hyunbin por  un total de cincuenta segundos contados a reloj. Podría haber llegado al minuto, pero el muchacho no es así. 

La sonrisa en el rostro de Hyunbin es tan pequeña que solo su compañero de asiento es consciente de la misma. Hay muchas miradas aún así, miradas que desconoce pero es tan claro como el agua que existen. Y se quedan en ellos, simplemente porque si. Hace todo lo posible para ignorarlas, pero es imposible.

Hay días en los que es más fácil viajar junto a DongHan. Días en los que solo se duerme en un abrazo y si hay miradas son pocas, casi nulas. Otras, donde la risa psicópata del cantante del vagón llaman tanto la atención que en la lluvia de besos que recibe no existen miradas que juzgan. Pero no todos los días son tan tranquilos.

Hyunbin no puede parar de pensar, ¿es algo bueno lo que está haciendo? Y aunque su corazón dice si, su mente no puede dejar de torturarlo.

Los dígitos de DongHan pasean por su muslo, llamando la atención de pronto. Sabe perfectamente que su novio lo conoce lo suficiente como para conocer sus puntos débiles. Y no, no lo hace por un tipo de coqueteo público o un fetiche que ha visto muchas veces en videos - bueno, ustedes saben. Donghan solo lo hace para liberarlo de esa burbuja de presión en la que Hyunbin vive.

Una que Donghan ya vivió.

La sonrisa que le entrega, consigue sanar su corazón. Es tan fácil para él, no sabe cómo es que lo logra. La manera en la que la simple presencia del menor ilumina su día sigue siendo sorprendente. Supone, sabe, que es esa la razón por la cual considera ese intercambio de miradas como una muestra de amor. Sabe, no supone, siente que lo ama.

Es difícil, imposible podría decirse. Porque está criado en una sociedad donde cualquier persona creerá tener el derecho de decidir por uno. Hyunbin está cansado de eso. Cansado de escuchar a su madre hablar del momento en el que lleve a una novia a casa, irritado por la manera en la que su padre habla tan despectivamente de cualquier persona que piense diferente a él.

Es una persona, cargada de sentimientos. Donghan lo es también.

Pero DongHan es mucho más fuerte que él. Se repite, más no como un reto, sino como una excusa para sus acciones. Porque sabe que lo que hace, que como lo trata - todo está mal, todo es injusto. Porque cuando DongHan intenta acercar sus bocas, en un vago intento de decirle que lo demás no importa, que son felices así, y él escapa del encuentro al dejarse caer en su cuello, siente el corazón ajeno detenerse.

¿Valdrá la pena? Sabe Hyunbin que DongHan se pregunta.
Perdón por amarte de manera cobarde, es lo que nunca dice.

-Cuando veo a Sewoon cantar, es bonito.

Murmura DongHan, su mentón quedándose sobre los cabellos oscuros de su hyung. La voz es tan baja, al borde de los susurros. Intenta ignorar la razón que aparece en su cabeza cuando comienza a pensar demasiado en el por qué. Y es que, ¿DongHan llorando? No, él no es así.

Continúa, Hyunbin escapa de su escondite. Y al buscar sus ojos, no los encuentra. Las mangas del sueter de Donghan son largas, ocultan sus delicadas manos detrás del color azul. Las mangas largas recorren el rostro del menor, como si así pudiera quitar la tristeza allí.

El cansancio de intentar respirar.

-Pero cuando lo veo cantar con Jaehwan... el siempre está brillando. Y a veces, cuando lo besa. -Hyunbin sonríe, solo un poco.- Solo puedo ver cómo el arcoiris en su rostro aparece.

-Lo siento. -Murmura, las manos de Hyunbin intentan buscar las mangas de un sueter azul que seguramente le pertenece. 

Los dígitos largos escapan de sus dedos. -A veces me pregunto, ¿qué puedo hacer para ser tan valiente como ellos? Me culpo.

TRAIN 101 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora