Capítulo 3

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Aparco de cualquier manera, creo que estoy ocupando dos plazas, y saco la mochila. No me puedo creer que sean las ocho de la mañana y yo esté aquí otra vez. La universidad va a acabar conmigo. Camino arrastrando los pies hasta el aulario, y me desplomo sobre una de las mesas de estudio de la planta de arriba. No tengo clase hasta dentro de un par de horas, pero debería estudiar. Alguien da un par de golpecitos en la mesa y, al levantar la cabeza, me doy cuenta de que es Maite.

‒ ¡Buenos días! – Saluda entusiasmada. Yo compongo una mueca. – Qué cara, chica, ¿qué pasa?

‒ Que es muy temprano, jopé. ¿Qué haces tú aquí, si solo tienes clase de tarde?

‒ Idiomas. – Responde ella. – Entro en nada, así que te voy a dejar estudiar tranquila.

‒ ¿Luego te vas a casa? – Eme asiente. – Qué suerte, y luego no vuelves hasta después de comer.

‒ ¿Sales muy tarde hoy?

‒ Qué va, a las cinco, pero me quedaré hincando codos después. Oye, es la hora, vete ya que llegas tarde.

‒ Vale, churri, ¡que te cunda!

Yo me despido con la mano y, al momento, estoy abriendo artículos de todo tipo en internet para informarme para el trabajo. Sé poco o nada del tema, y no quiero entregar una porquería, así que mejor me aplico.

"A la rama de la estadística dedicada a describir con una serie de medidas las principales características de un conjunto de datos, señalando las peculiaridades de estos se le denomina Estadística Descriptiva. La Estadística exploratorio – descriptiva se basa tanto en el uso de métodos gráficos como de medidas resumen y permite obtener conclusiones, realizar predicciones y tomar decisiones sobre una población."

Fantástico, llevo un párrafo y el móvil ya me interrumpe. Es un Whatsapp chorra de mi madre, pero basta para que me acuerde de algo de vital importancia: ¡no le he contado a Maite lo de Lucas! Sigo trabajando mientras espero a que salga de clase para enviarle un mensaje. Sé que Eme es un desastre con el móvil, y que pueden pasar días hasta que contesta un Whatsapp, pero tiene un radar para las cosas interesantes, y sé que no tardará en hacerme caso.

‒ Antes se me olvidó decirte una cosa. – Envío. - A que no sabes quién me habló ayer? – Ella apenas tarda diez minutos en responder.

‒ Víctor. – Víctor es mi ex, lo dejamos hace ya muchos meses, y ahora somos amigos, pero últimamente me ha hecho un par de comentarios raros, y Eme está convencida de que ahí hay algo más. Yo creo que no.

‒ Error. Te doy una pista... le enviamos una solicitud de amistad a Facebook el otro día.

‒ Lucas!

‒ Afirmativo. Hablamos ayer.

‒ Cuenta.

‒ Básicamente, que hemos quedado a las nueve 😂.

‒ Cómo? Y eso? Cómo ha sido? Cuéntame todo.

‒ Nada, tía, me aceptó la solicitud, me habló, le contesté, charlamos, nos dimos el número, hablamos por whatsapp, me dijo de quedar... y hemos quedado.

‒ Por dios. Qué guay. Ya me contarás.

‒ Sí. Oye, es alto? – No sería la primera vez que un tío que creo que me mola resulta ser demasiado bajito para mi más de metro setenta.

Del sexo y otros viciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora