Se me cerró el pecho y se ensombreció mi rostro. Algo muy dentro de mí se quebró y claramente no volví a ser la misma. Sigo sin saber con certeza que fue precisamente, pero fue tan fuerte y doloroso, que el eco sigue retumbando en mi corazón.
Aquel día en que rompió mi corazón, fue cuando se esfumó todo. El aire se volvió normal, ya no hay pizca de magia en él. Nuestras charlas se volvieron monótonas, aburridas, e incluso densas y pesadas en ocasiones. Nunca volví a tener aquel entusiasmo por verte, porque mi corazón ya no quiere sentir por ti. Tras unas pocas heridas, decidió apagarse ante tu presencia, hacer de cuenta que no existes. Porque aunque mi cabeza entienda tus razones, mi corazón no lo hace, yo no decido por él, él decide por mí. Y ese es el gran problema, que aunque yo lo quiera volver a intentar, siempre se entromete él, que decidió que para ti ya no hay amor.