Salto al vacío a ciegas, con los ojos cerrados, confiando en que él va estar ahí para salvarme ¿Pero qué ocurre, si luego de hacerlo, decide marcharse? Sola, completamente sola, con el corazón fragmentado en dos. Me quito la venda para ver con claridad, y allí esta, a once pasos de mí, salvando otra alma que decidió caer, ayudándola a aterrizar del mismo modo que lo hizo conmigo. No lo puedo soportar, el egoísmo de quererlo sólo para mi me hace volver a saltar, con la incertidumbre de si podré hacerlo una vez más.