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4 de noviembre- 8:00 a.m.

Joel se encontraba sentado en su cama esperando el llamado de Renato, quien siempre los avisaba para que se levantaran entre las 7 y 8 de la mañana, pero este no era el caso. Joel salió de su habitación y camino por todo el hotel donde se estaban quedando: no encontraba a nadie. Bajó a la recepción y escuchó la voz de Erick y Richard, tomó aliento y decidió avanzar.

- ¿Dónde están todos? -preguntó con un hilo de voz, aún tenía sus ojos rojos.

-No lo sé, acabo de despertarme y no encuentro a Renato -respondió Erick con el mismo tono que aquel otro.

-Tampoco está Chris ni Zabdiel -indica Richard.

-Oh, me voy a mi habitación. Me avisan si llegan -dice yéndose hacia el elevador, Erick lo persigue.

-Espera, te acompaño -Joel asintió

Ambos chicos se dirigieron al piso de Joel, sentían sus latidos acelerar. Ya era costumbre para ambos sentir eso.

- ¿Recién te levantaste? -pregunta tímido.

-Hace 5 minutos, un poco antes que tú. Qué raro que no estén, Renato siempre nos llama para levantarnos, pero no lo hizo.

-Es muy raro.

- ¿Joel? -dice el menor entrando a la habitación del mayor.

-Dime.

- ¿En quién te inspiras para escribir en tu diario?

-No me inspiro en nadie, solo en mi vida y en lo que me pasa.

- ¿Hay escritos de amor o de amistad?

-Aun no -contestó dudoso.

-Deberías hacer uno.

- ¿Porque lo haría? Ayer escribí, hoy no tengo inspiración.

-Puedes escribir sobre mí.

- ¿Sobre ti? - el mayor frunció el ceño.

-Sí, digo... en nuestra amistad y todo eso.

-Ya escribí sobre eso, bueno... sobre todos los chicos en general.

-Si llego a escribir para tu diario, ¿me dejarías?

-Claro, ¿porque no? Pero no te dejaría agarrarlo ni leerlo.

-Bien- el menor arrancó una hoja de un cuaderno que estaba a sus manos y empezó a escribir con uno de los lapiceros que tenía Joel en el escritorio.

-Erick, no hablaba enserio. ¿Qué haces?

-Escribo...

-Lo sé, pero...

Erick le entregó la carta mientras lo interrumpía- Léelo cuando me vaya de la habitación, ¿está bien?

-Bueno, pero no entiendo. ¿A qué se debe esto?

-Necesito que jamás lo olvides.

- ¿Porque lo olvidaría?

-Escúchame... Necesito que recuerdes todo lo que dice esa carta.

- ¿Qué te sucede?

-Joel, necesito que me perdones. Perdóname por todo lo que hare, mi intención jamás fue lastimarte.

- ¿Podrías hablar sin rodeos? ¿Porque te perdonaría? ¿Qué harás? -habló con la voz agitada, el misterio de Erick lo enloquecía.

-Perdóname por esto.

El ojiverde agarro el mentón del mayor y lo acercó hacia sus labios con demasiada lentitud. Sus labios ya estaban rozando, sus respiraciones estaban mezcladas. Era la primera vez que pasaba esto y fue algo confuso, pero mágico para ambos. Los ojos de Erick se conectaron con los ojos de Joel y pidió permiso con la mirada para poder cortar la distancia, el mayor lo miró e hizo una seña de que prosiguiera. El ojiverde cortó la pequeña distancia que quedaba entre ambos y le dio un suave beso, de esos que jamás olvidaría, ni aunque pasen millones de años.

Our Damn Mistake || Joerick ||TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora