|| Wolf Zodiac || Zodiaco ||

Capítulo II

El hombre veinteañero de pelo castaño escribía su nombre en la pizarra con una tiza blanca, mientras los alumnos se mantenían callados cosa que siempre era así el primer día con los profesores nuevos; para después, a la semana siguiente, todo ese orden convertirse en un caos por puro capricho. A muchos alumnos les encantaba atormentar a los profesores.

Terminó de escribir para subrayar el nombre con fuerza y motivación, era un truco de todos los profesores donde se intentaba demostrar la seguridad con la que venía cada uno.

—Bueno alumnos, yo soy el profesor "Geller".— habló, algunos el salón soltaron una risa.— Y sí, comprendo, así como el de "Friends" solo que yo no enseño paleontología sino que psicólogia.

Crystal le dedicó una mirada a Leah mientras se mordía el labio e inmediatamente la rubia captó el mensaje, el nuevo profesor era sexy y nadie podía negarlo.

—Ahora permítanme hacerles una pregunta para que nos vayamos conociendo un poco mejor. Como es el primer día no vamos a comenzar con algo tan pesado.— dijo señalándose para después mirar a los alumnos.— ¿Hay alguien que quiera estudiar algo relacionado con la psicología?

Cinco de veinte alumnos levantaron la mano, el señor Geller analizó a cada uno con una mirada rápida.

—Tú, la de al frente.— la castaña abrió los ojos como platos al ser señalada.— ¿Cuál es tu nombre?

—Gabriela.— respondió ésta tragando saliva, pequeñas risas se escucharon de fondo, algo que ya se había sido costumbre cada vez que debía hablar.

—Dime Gabriela ¿En qué deseas trabajar en un futuro?

—Pues estaba pensando en psiquiatría.

—¡Porque está loca!— dijo en voz demasiado alta Brad, uno de los del grupo de amigos de Lance con los que se sentaba en el fondo.

—No seas un idiota, Brad.— le respondió Lance poniendo los ojos en blanco sin ningún tipo de miedo.— Eso ni siquiera tiene sentido.

El profesor le dedicó una mirada mientras el nombrado se acomodaba en su asiento, nervioso por los ojos del  hombre sobre él; normalmente siempre que largaba ese tipo de comentarios nadie le reprimía nada, por eso sentía la libertad de poder hacerlo; además de de sus compañeros de clase siempre reían y se motivaba aún más.

—Señor Brad ¿Cierto?— le habló con una falsa amabilidad .— ¿Me puede decir que es lo que quiere estudiar usted?

—Bienes raíces, señor.— respondió algo intimidado y con la mitad del volumen con el que había dicho el otro comentario. Tenía valentía para burlarse de una compañera pero no la suficiente para asumir las consecuencias.

—Pues le aviso que con esa actitud de idiota que está teniendo jamás logrará vender ni una sola casa.— habló el mayor mientras escribía una nota, burlas de fondo se escuchaban.— Ahora ¿Me hace el favor de ir a dirección por sí mismo o voy a tener que llevarlo yo?

Brad lo miró como si creyera que era una broma, pero a la vez se reflejaba miedo en sus ojos por más que quisiera disimularlo. Al darse cuenta de que su profesor no jugaba, se levantó enojado ignorando la mirada de todos a su alrededor, le recibió la nota con frustración y salió de la sala a paso rápido y brusco.

—¡Ahora que todos han visto lo que le pasó a su compañero, quiero que entiendan que en mi clase no toleraré ningún tipo de comentario malintencionado sobre ningún compañero o compañera!— le dedicó una mirada a Gabriela, la cual agachó su cabeza.— Yo no haré oídos sordos como quizás estén acostumbrados, así que si no quieren terminar como el señor Brad, controlen su lengua.