4. Caught.

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Nos mira uno a uno durante unos segundos, a los ojos. Justo tiene que venir un gilipollas cuando llego yo. Sé que Phil piensa que he sido yo por como me mira, pero está totalmente equivocado. También hay dos nuevos, por lo que yo empiezo a sospechar de ellos. Es imposible que alguno de nosotros, que tenemos más experiencia, nos hayamos vendido tan fácilmente sabiendo las consecuencias que esto tiene. 

  – ¿Nadie va a confesar? ¿De verdad preferís que lo descubra por mi cuenta?–nos mira de nuevo uno a uno–Está bien, me ha quedado claro.  Os voy a ir llamando uno a uno, esta noche. Más os vale que no me entere de quien ha sido.

Dicho eso se gira y se mete en una sala, que intuyo es su despacho, seguido por sus dos guardaespaldas. Otro de ellos se queda delante de la puerta para que no podamos salir. No tengo miedo, pero si un poco asustada por lo que pueda hacerme, o lo que le pueda pasar a mis compañeros. La puerta por la que desapareció Andrew se abre, dejando ver a uno de sus hombres.

  – Philip Lester.

Phil se levanta y entra en el despacho, bajo la mirada de todos nosotros. Antes de entrar echa una ultima mirada a Adam y avanza, cerrando la puerta con un portazo detrás de él. tras unos minutos de doloroso silencio, se escuchan unos gritos en esa sala. Es entonces cuando me doy cuenta de que nos va a torturar uno a uno. Sus gritos cesan y se abre la puerta de repente, haciendo que de un salto en mi lugar. EL chico sale sujetándose la mano derecha, la cual deja caer unas gotas de sangre,está partida,echa un completo cuadro. 

  – Adam Fox.

Se levanta y hace lo mismo que hizo Phil, encerrándose en el despacho. al igual que nuestro compañeros a los minutos empieza a gritar. Adam no, por favor, ruego en mi cabeza. sale igual que lo hizo Phil, con la mano rota y la cara fatal. Por lo menos no se ha pasado tanto, pienso.

 –Layla Clark.

Mi turno. Me levanto, haciendo ruido con  los botines de tacón al andar hacia la puerta. Entro y los dos guardas están a cada lado de la puerta. Uno de ellos la cierra dando un portazo. 

  – Siéntate–ordena y Andrew me mira por encima de sus gafas de sol.

La sala es pequeña, en frente tengo una mesa dos dos sillas, una en frente de la otra. Encima de la mesa hay una pequeña lampara que es la que ilumina toda la estancia. También hay unas carpetas, Andrew coge una y  la abre mientras yo me siento.

  – Esta es tu ficha desde que estás en este... mundillo, desde el primer día en Toronto–lee–hasta hoy.– Sigue leyendo con atención y ve algo que le sorprende.–Así que tu... novia te metió en esto, ¿no?

  – Así es, señor.

  – Y al parecer la mataron. La violaron entre varios y luego la mataron. Un tiro entre ceja y ceja. –   Sé que intenta enfadarme, y lo está consiguiendo. Aprieto los puños, clavándome las uñas en las palmas de las manos. Lágrimas queman en mis ojos, pero no dejo que caigan.

  – Oh tranquila, cariño. Llora. Es totalmente normal.– mira hacia mis manos y bajo la mirada, apretando los ojos. Sigue leyendo y después habla–Por el resto todo limpio, eras de las mejores en tu zona, lo de tu amiguita te hizo faltar unos meses pero luego volviste. Eso está bien, muy bien.–Durante unos segundos hay silencio, y llego a creer que va a dejarme ir.

  – ¿Me puedo ir?–pregunto con inocencia. No quiero esto, no quiero estar aquí ahora mismo.

  – Dame la mano.

Le tiendo la mano izquierda, ya que soy zurda, y el se entretiene mirándome las uñas y el anillo que me regaló Olivia. Era nuestro anillo de compromiso.

Undercover.| h.s |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora