- 47 - Clexa

Habitación 47

No recuerdo si alguna otra vez en toda mi puta y maldita vida me haya sentido mas nerviosa, mi corazón está latiendo salvajemente dios... las palmas de las manos me están sudando y mis extremidades las siento pesadas, pero hay algo más entre todo estos sentimientos.

La emoción.

Me detengo durante un minuto una vez que entro en este edificio tan familiar, sólo para recuperar el aliento, porque venia casi corriendo por la calle casi ni respiraba.

Joder, ni siquiera le explique decentemente a Octavia por qué me iba ni donde, ¿y si me pasa algo? ¿Y si en realidad Lexa me mata? Debo despedirme de Octavia mejor con un mensaje, diciéndole algo así como que siempre la he apreciado y que le diga a mis padres que los odio.

Sacudo la cabeza mientras camino hacia el ascensor, como ya es tarde las luces están muy bajas y la recepcionista que suele estar en la planta baja no está. Busco a tientas con las manos el botón para llamar al ascensor y cambio impacientemente de lugar mis pies mientras espero. Una vez que llega entro y mi estómago se hunde, ya que comienza a moverse hacia arriba.

He estado aquí muchas veces, siempre estoy nerviosa al ir a la habitación 47, aunque por lo general es porque siento que Lexa entra en mi mente y arrastra mi alma hasta el infierno, tal vez ella todavía pueda hacer eso esta noche...

El ruido ya conocido de la apertura de las puertas del ascensor me despierta de mis pensamientos, camino hasta donde Jasper está normalmente sentado en su escritorio. Esta noche está vacío y el pasillo está casi completamente oscuro.

Mi corazón comienza a acelerarse cuando ando por el pasillo hasta la habitación 47, siento el corazón en la garganta y los nervios hacen que tiemble. Todo lo que se oye es el latido de mi corazón y el ruido sordo de mis zapatos contra la alfombra. Las cosas más leves son desconcertantes para mi.

Doy un largo suspiro cuando mi mano húmeda se posa en el pomo de la puerta de la habitación. Me muerdo el interior de mi mejilla con inquietud y me obliga a entrar.

Se ve diferente en este momento porque esta todo oscuro y las cortinas están echadas. Sólo hay una lámpara de pie que alumbra muy poco generando un ambiente cálido. Cierro la puerta al entrar y miro a la morena de detrás del escritorio al otro extremo de la habitación.

Lexa está sentada detrás del escritorio, sus zapatos están en el suelo, ella tiene los pies sobre el escritorio, sentada casualmente en la silla giratoria con algunos papeles en sus piernas. Se ve un poco sorprendida por mi repentina llegada. Se siente muy cálido y me trago los nervios a medida que llego al otro lado de su escritorio. Sus cejas se levantan como si estuviera sorprendida de verme y una sonrisa está tirando sus labios como si estuviera muy contenta de verme. Ella no dice nada, sin embargo, sólo muerde el tapón de su bolígrafo mientras lo gira alrededor de su boca. Su otra mano pasa de estar agarrando los papeles, a agarrar las correas de sus tirantes.

Me aclaro la garganta  torpemente. No tengo ni idea de por qué no habla.

-Ya estoy aquí...- digo con voz temblorosa, pero a la vez es baja y tranquila

Lexa me mira con sus ojos verdes por un momento, hasta que el bolígrafo sale de su boca con un sonido húmedo dejándolo en su escritorio.

-Sí, lo estás- dice ella, con la sonrisa en sus labios cada vez más amplia

Estoy sudando, ahora estoy tan condenadamente nerviosa, deseo que haga o diga algo, no puedo soportar más esta tensión.

Al parecer, Lexa detecta mi petición, pone sus papeles sobre el escritorio, y poco a poco se levanta de su silla. Todo mi cuerpo se pone rígido cuando camina alrededor del escritorio y se acerca hacia mi. Oh dios... Se detiene a mi lado y se inclina hacia atrás apoyándose en el escritorio, me mira con una sonrisa tranquila. Los lados de sus pantalones cortos están rozando mi muslo y en serio, el más mínimo contacto me vuelve loca.