07°

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Me separé de aquel abrazo después de unos minutos lo hice porque tenia la necesidad de mirar su rostro, tenia la necesidad de perderme en sus ojos como lo hice en aquellos viejos tiempos.

Cerré los ojos y suspiré profundo, sostuve su rostro en mis manos, el brillo de sus ojos era debido a aquellas lágrimas sueltas además de aquel brillo tan peculiar que solo podía pertenecer a él, sus ojos se tornaron de un color rojizo hacían juego con la punta de su nariz.

Cuando le miré a los ojos el agachó la mirada nervioso, siempre le había avergonzado que le viera llorar.

Con los pulgares de mis manos limpié el resto de sus lágrimas, sus mejillas estaban heladas y eran más pálidas de lo que comúnmente eran.

-¿Aun quieres ir por un café? - le sonreí cuando cruzamos miradas. Asintió sobre mis manos y me devolvió la sonrisa.

Durante el camino tomé su mano, la tomé con fuerza y la llevé dentro del bolsillo de mi abrigo, la noche comenzaba a caer sobre nuestra cabeza y con ella una brisa fría, su mano estaba helada, parecía que entre el agarre de mi mano tenía un par de cubos de hielo...

Los pasos eran cortos y sumamente lentos, ninguno de los dos quería ir a prisa, queríamos disfrutar de aquel momento juntos, el caminar de aquella manera tan vaga solo incrementaba el latir de nuestros corazones.

Jimin me había conducido a un establecimiento agradable, un lugar que nunca había visto, quizás lo inauguraron hace poco, eso explicaría el por qué no le había visto antes. Al entrar al lugar llené mis fosas nasales con aquel aroma suave y cálido de lo que es un café, nos decidimos por una mesa en el fondo de aquel establecimiento donde el lugar era más cálido y reconfortante. Jimin se sentó frente a mí, sus manos se ocultaban con recelo dentro de sus mangas, solo las puntas de sus dedos se alcanzaban a ver, mordía su labio ansioso mirando el lugar a detalle.

El mesero no demoró mucho en llegar a nuestra mesa, una libreta de mano y un bolígrafo eran tomados con delicadeza, me miró con preocupación, como si algo estuviese mal en mi rostro, fruncí el ceño y le dediqué una mirada a detalle, su delantal tenia manchas de color marrón su cabello estaba perfectamente peinado hacia un lado...

-Quiero un americano, por favor, - aquel joven anotó con rapidez lo que había terminado de decir.

-¿Algo más? - me miró atento a lo que podría decir, sin embargo, me enfoqué en la mirada tranquila de Jimin esperando que de sus labios saliera una oración-. Supongo que es todo, en unos minutos le traeré su café.

-¡Oye...! - iba a reprender a ese chico, había ignorado por completo a Jimin, ¡qué clase de modales tiene!

-Esta bien Yoongi - su mano acarició la mía y me sonrió -, no tengo ganas de beber café hoy, está bien.

Sus palabras acompañadas de esa sonrisa terminaron por relajar mi cuerpo, chasqueé mi lengua como intentó de dejar pasar lo sucedido y asentí convencido al ver su rostro ser apoyado en sus manos, sus mejillas se abultaron y sus ojos se cerraron formando dos medias lunas. Pasados un par de minutos, el mesero regresó con mi café y se dio la vuelta antes de que pudiera decir algo.

-¿Cuándo será tu boda?

-Jimin... - sumergí mi rostro en la taza humeante, un trago hizo que mi lengua se contrajera por la temperatura del líquido, apreté mi mandíbula y aclaré mi garanta -, no quiero pensar en ello ahora, lo que me importa es que ahora puedo estar contigo, después de tanto tiempo puedo tenerte otra vez.

Los minutos pasaron volando, Jimin me habló de lo que había pasado con la cafetería de su madre, él se sentía culpable por ello. Era cierto que la madre de Jimin se la vivía dentro de aquel establecimiento, rara era la vez en la que ella pasaba tiempo con su hijo, Jimin me confesó que, gracias a su culpa, su madre había terminado por tomar la decisión de cerrar aquel lugar y dedicarse un poco más a su hijo, sin embargo, esta decisión había sido tomada tan apresurada mente que Jimin no pudo convivir adecuadamente como él lo habría querido.

Cuando salimos del lugar, el viento bajó su temperatura Jimin se encogió sintiendo el frío golpear su cuerpo, sin darle tanta vuelta al asunto me quite el abrigo negro que me cubría de aquel viento y lo deje sobre los hombros de Jimin.

Caminé a su lado hasta que nos encontramos fuera de su casa, el tomó mis manos y me miró con ternura, le sonreí y besé sus labios una vez más, le di un abrazo tan fuerte como si fuera el último y lo vi caminar por aquel camino amplio que iba desde el portón hasta la puerta de entrada, subió un par de escalones y se detuvo ahí, me miró una vez más y se despidió de mí dejándome ver sus dedos moverse de un lado a otro, imité su acción y me giré para comenzar mi camino de regreso a casa.

Al llegar a casa no encontré despiertos a mis padres supongo que por la hora ellos deberían estar dormidos, decidí ser cuidadoso con mis pasos hasta llegar a mi habitación, me enfundé dentro de mi cama, mis brazos estaban helados, tomé una de las almohadas y la abracé con fuerza pegándola a mi pecho, mi cerebro comenzaba a formular un plan, era hora de hacer lo que dictaban mis sentimientos...

Al despertar, mis labios se estiraron en grande, suspiré profundo y recordé aquel frío, pero dulce beso, me estiré y comencé a alistarme, me metí a la ducha, busqué ropa y sin despedirme de mis padres salí de casa tomando el mismo camino que tomé la noche anterior dirigiéndome a la casa de Jimin, cada paso aceleraba mi corazón de una manera desmesurada, conforme me encontraba mas cerca mi corazón se aceleraba con cada latido.

Me encontré a mi mismo cruzando el pequeño camino que conducía a la puerta de la casa de Jimin, suspiré una vez más atándome a mi cordura y sin dudarlo más presioné el timbre, unos pasos se escucharon detrás de la puerta y entonces esta se abrió poniéndome aún más nervioso.

-Buenos días señora Park, ¿se encuentra Jimin? - el aspecto de aquella mujer no era el mismo que yo recordaba en mis vagos recuerdos, su rostro no llevaba ninguna gota de maquillaje, sus ojos se veían hundidos y había perdido peso.

El silencio se esparció por unos minutos, trague saliva, me miró y sin poder evitarlo, se llevó una de sus manos a la altura de su rostro cubriendo su boca, sus ojos se cristalizaron y sin poder retener más el peso de aquel liquido salado, una lágrima descendió por su mejilla perdiéndose entre los dedos de su mano...

✿ Epitafio ✿

Ya viene el final...
But no sé si subirlo ahora...
:v
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EpitafioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora