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Mi padre me había metido al auto solo con una valija, no me había dado tiempo de empacar todas mis cosas, con suerte había logrado llevar conmigo la ropa necesaria para un par de semanas, el libro de poemas que Jimin me había regalado y mi viejo computador portátil.

Durante el camino hacía el aeropuerto había mantenido mi mirada en la ventana, mis pensamientos constantes de esa mañana perforaban mi pecho haciendo que mis ojos soltaran involuntariamente un par de lágrimas.

Papá... Esto no es necesario.

—Por supuesto que lo es, no debes cuestionar mi manera de educarte, todo esto a sido culpa de la inútil de tu madre, ella estaba siempre en desacuerdo cuando intentaba corregir tus errores. 

—¡No metas a mamá en esto! Yo no pedí nacer así — mi llanto cargado de frustración se había quedado estancado en mi garganta.

Vas a corregirte, entonces podrás volver — el auto se detuvo y mi padre no me miró — ¡lárgate!

—Lo siento papá — esperé solo un par de segundos, quería tan solo que él me mirara por un momento para así poder despedirme, pero esa acción nunca llegó.


Tan pronto cerré la puerta papá arrancó el auto a toda velocidad, el viento frío golpeo mi rostro, la noche caería en tan sólo unos minutos.
Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y encontré ahí el boleto de avión.


Habría podido escapar, pero no lo hice, mi padre quería esto, lo mejor que podía hacer era seguir sus ordenes.

Subí al avión aún con el corazón roto. Tan pronto como encontré mi asiento, lo ocupé, para mi suerte estaba a lado de la pequeña ventanilla.
Pude ver las luces de la ciudad, cada vez más se alejaban a paso acrecentado, mi mirada se nubló cuando la oscuridad llenó el paisaje, ya estaba lo suficientemente lejos de aquella ciudad, lo suficientemente lejos de Jimin.

⏳⌛

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⏳⌛


Mi nuevo colegio no estaba del todo mal, después de dos años había logrado adaptarme, me había echo de un par de amigos, Jeon y Kim con quienes comparto habitación desde mi llegada, ambos eran menores que yo, el motivo de su estancia aquí fue por rebeldía y pésimas calificaciones, ellos me habían contado la mayor parte de su vida con lujo de detalles, sin embargo, nunca les dije la razón por la cual estoy aquí.

Mi madre me enviaba cartas cada mes, en ellas me contaba como pasaban las cosas por ahí, me había dicho que a diario un chico iba a buscarme, que se quedaba fuera de casa esperando mi llegada y cuando era cerca de media noche él solo se iba para volver al día siguiente.

Empuñe el trozo de papel en mi mano y me solté a llorar en silencio.
Mi padre me había dicho que era solo una etapa... Eso debía de ser, solo una etapa, pronto lo superaría, como cuando era pequeño y mi perro murió, no me había dado cuenta cuando fue que superé esa perdida, esta vez sería lo mismo.

—Hyung, hoy es trece de octubre, hoy tenemos una fiesta — trece de octubre, el cumpleaños de él...—, ¡habrá chicas! Asistiremos, ¿verdad? No recuerdo cuando fue la ultima vez que vi a una chica.

—Jeon tiene razón, debemos ir Hyung.

Vayan ustedes — me deje tirar en mi cama—, no tengo ganas de ir.

—Pero Hyung, no podemos entrar si no vas con nosotros, aún somos menores de edad.

—Suerte para la próxima

Hyung~ — no iban a dejar de insistir hasta que yo accediera a su petición — ¡por favor!


Esta bien, iremos, pero cuando yo quiera volver no se opondrán.

—¡Esta bien!


Al entrar al lugar caminé hasta el fondo buscando un lugar que me mantuviera lejos de todos los individuos alcoholizados del lugar.

Trece de octubre... Era una fecha tan especial, además de ser el cumpleaños de Jimin, esta fecha estaba marcada por el aniversario de mi primer beso, ese beso que me alentó a declararme, esa fecha es tan dolorosa, quizás si bebo una copa, pueda olvidarlo al menos por un instante.

Perdí la cuenta de los tragos que había bebido después del octavo, la música retumbaba en mis oídos erizándome la piel, por reflejo sonreí cuando termine la bebida restante del vaso de cristal que sostenía mi mano.

Busqué mi teléfono celular, recordé que había guardado el número celular de Jimin, espero que siga siendo el mismo y que no lo haya cambiado como lo hice yo...

Caminé por el lugar tambaleándome, en mi mano sostenía una nueva bebida, un poco más fuerte que la anterior, mi otra mano sostenía el celular, buscando su número.

Sonreí cuando dí con el, entonces marqué...
Me había enfocado tanto que sin darme cuenta había chocado con el cuerpo pequeño y débil de una chica, mi bebida cayó sobre su pecho.
Sus ojos penetraron los míos y por instinto sonreí, era muy hermosa.

Del otro lado del teléfono escuché una voz, él atendió mi llamado justo cuando baje el teléfono celular colgando la llamada...


—Lo siento, estaba distraído...

✿ Epitafio ✿
  

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