Capítulo 7 "Sólo me traerán dolor".

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...Le da igual.

Narra Jake.

El padre de este idiota, quien es el director, nos ha dado tres semanas de castigo, las cuales felizmente, hoy se terminan. Veo al inepto de Elliot mientras se limpia lágrimas imaginarias y me sonríe tristemente, ¿qué le pasa? Debería alegrarse por terminar los días de detención.

Es tan tonto.

- Saldré un momento, te veo a la salida.- le digo sin más y escucho un alegre "Sí" de su parte. Por lo menos eso ha cambiado un poco su deprimente aura.

Me dirijo al aula del señor Haynes, él me ha pedido que vaya a su aula los jueves después de clases. Siempre me pide ayuda para arreglar los exámenes de matemáticas que realiza, también me suele preguntar sobre mi, a lo que respondo siempre con monosílabos o asintiendo con la cabeza. Regularmente me limito a hablar y mostrar mis emociones reales, tener esta característica me ayuda a evitar cosas innecesarias.

Al llegar, toco la puerta varias veces hasta que sale el profesor Mathew sin corbata, con la camisa sin los tres primeros botones unidos y exponiendo su pecho trabajado. Admito que el hombre está bueno.

- Perdóname, me quedé dormido y hacía calor, pero, pasa. - abre paso para que entre y me sonríe tranquilamente. Me siento a su lado y me pide que califique unos exámenes.
Las matemáticas se me dan muy bien, aunque odio presumir eso, y en especial cuando los maestros insisten en que participe en sus olimpiadas en contra de otros institutos, pues hace mucho dejé de hacerlo debido a que me irritaba saber que todos se iban a burlar de mí, además de llamarme "sabiondo". Desde entonces, sólo me abstengo a sobresalir, a tratar de ser el centro de atención por mi inteligencia, porque además de las matemáticas, el resto de áreas se me facilitan.

Mientras pienso en eso, me doy cuenta que el señor Haynes no ha dejado de observarme en todo este tiempo. Me sonrojo un poco y lo miro mal e intento incomodar un poco su estúpido rostro, tal cual como lo hago con todos, en especial con Elliot.

Sus ojos me observan detalladamente y hace que me pierda en su mirada, no puedo apartar mi vista de él, y aunque odio admitirlo, me atrae este hombre, pero es un maestro y yo un estudiante, y eso está realmente mal, aunque, vaya que me gustan los problemas.

El esboza una encantadora sonrisa, y sus ojos grises se posan en mis labios finos. Estoy empezando a arrepentirme por no reaccionar ante esto, pero la curiosidad de saber que pasará me está comiendo. Observo los labios de él y me quedo estático al ver la lentitud con la que se aproxima, cuando está apunto de acercarse me mira a los ojos, esperando una respuesta de aceptación por parte mía,  la tensión es tan fuerte que cierro los ojos y entrego mis labios a un hombre que hasta ahora, sólo conozco su nombre y ocupación.

Siento su suave tacto sobre mis labios, un beso lento y pausado, luego de eso, se separa y me levanta tomando mi cintura con su mano, mientras que la otro toma mi mentón y me besa nuevamente, aunque ahora el beso se torna fuerte, muerde mi labio y su lengua entra a explorar mi cavidad, me sonrojo por como suena esto, pero realmente es emocionante. Me aprieta contra su cuerpo y mis piernas tiemblan ante el deseo que nace en el aula. Jadeo al sentir algo contra mi pierna, lo cual me trae de nuevo a la realidad y me separa para tomar aire.

Mi rostro está ardiendo y me imagino cuan rojo a de estar, además de mis labios. Él está tan sexi mientras me mira y sonríe.

- No me disculpo, desde que te vi entrar tuve este deseo. - espeta de manera arrogante y sonríe socarronamente. - Eres muy lindo, y créeme, nunca he hecho esto con un estudiante. - expresa con satisfacción, lo cual parece tan sincero que le creo y me vuelvo a sentar sin poder mirarlo fijamente. Mi rostro debe de ser el perfecto lienzo que representa el color rojo en su contexto romántico, fuera del típico corazón rojizo.

¡Eres Un Bastardo! Yaoi/GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora