Ustedes son unos heroes

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  • Dedicado a Winona Laura Horowitz
                                    

UN GATO CONTRA EL NUEVO TURBO

Capítulo 2: Ustedes son unos héroes


Abrieron los ojos y descubrieron que estaban dentro del juego ya que delante de ellos se hallaba el edificio de apartamentos Niceland.

¡Cosmos! ―exclamaron al mismo tiempo los dos amigos.

―Mejor nos presentamos ―aconsejó Lydia, una vez repuesta de la sorpresa y junto con Percy, se dirigieron a la entrada principal, la cual estaba cerrada.

―Disculpen, ¿podrían atenderme, por favor? ―pedía Lydia luego de tocar el timbre del edificio y golpear un par de veces la puerta con educación.

―¡No se hagan los que no están, sabemos que están allí! ―gritó Percy golpeando la puerta con fuerza.

―¡No hagas eso! Disculpen a mi amigo, solo queremos hablar con ustedes ―se disculpaba Lydia.

Dentro del edificio el caos cundía en el penthouse.

―¡¿Y ahora qué hacemos, Félix?!

―¡¿Cómo pudieron entrar esos jugadores al juego?!

―¡Tienes que hacer algo!

―Tranquilícense, por favor ―decía Félix tratando de poner orden al lugar, pero los nicelanders seguían asustados.

Frente al edificio, Percy comenzaba a impacientarse.

―¡Ya me cansé! ―se quejó y se transformó en un gato, luego empezó a volar y extendió su cola para llevar a Lydia con él.

Dentro del edificio seguía el caos.

―No podemos quedarnos encerrados para siempre ―les decía Félix a los nicelanders.

―¡Podemos intentarlo! ―insistía uno de los nicelanders, cuando de pronto, vieron como un gato negro estaba justo delante de su ventana, al parecer estaba volando y en su cola enrollada llevaba a la extraña niña.

―Por favor, solo queremos hablar con ustedes ―les pedía Lydia, pero todos los ocupantes de la habitación empezaron a gritar y corrieron por todas partes.

»Mejor bajamos, creo que empeoramos la situación ―se lamentó Lydia y los dos amigos regresaron al suelo.

Los dos amigos se quedaron a esperar delante del edificio por un largo tiempo, cuando creyeron que nadie les vendría a abrir la puerta, oyeron como alguien destrababa el seguro.

―Ho..., hola... ―parecía decir alguien atrás de la puerta, la cual estaba entreabierta y asegurada con la cadenita de entrada.

―Buenas noches, señor, no quisimos importunarle a usted y a los demás. Le prometo que mis intenciones y las de mi amigo no son malas ―le explicaba Lydia.

La puerta volvió a cerrarse y Lydia suspiró con pena, sin embargo, al parecer la puerta se cerró para quien estuviese detrás, quitase la cadenita del seguro de la puerta y pudiese abrir esta.

―Buenas... Estos son los nicelanders y yo me llamo Félix Junior ―se presentó Félix de forma nerviosa.

―Mucho gusto, señor Félix, señores nicelanders ―contestó Lydia haciendo una reverencia, lo mismo que Percy que no quería que los diminutos individuos corriesen asustados otra vez.

―Y..., y ¿qué es lo que la trae por acá? ―preguntó nervioso Félix, aunque no tanto como antes.

―Cuando vi que ustedes tenían vida propia... No pude reprimir mi deseo de venir a hablar con ustedes ―explicó Lydia.

Un gato contra Ralph el demoledor (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora