Estaba casi segura de que aquel era un sueño. La chica rosa era producto de mi imaginación. No era real…
-Tú debes ser la chica vampiro?- dijo con aquella dulce y cálida voz que me hacía temblar.
-Pues… pues… pues si… -titube- y tú quién eres?- mi voz era un tanto despreciativa, no entendía por qué usaba aquel tono con ella.
-Soy la Dulce Princesa- me sonrió y extendió su rosada mano- Puedes llamarme Bonnibel o como gustes – dijo mientras mi corazón daba miles de brincos.
Extendí mi mano para dársela, sentía que me faltaba el aire. Cuando estuve a punto de darle la mano algo me hizo cambiar de opinión.
-Con que eres la princesa de este reino?- dije en tono burlón- y que hizo que su m-a-g-e-s-t-a-d dejara su palacio?- la chica me miro y recogió su mano.
-Pues… vine a buscar a Finn… Jake me dijo que una temible vampira lo había convertido en su esclavo- su tono era triste.
No comprendía que era lo que pasaba conmigo, no quería hablarle así a la chica de mis sueños. ¿Por qué me comporto así?
-Finn es libre de hacer lo que quiera- mire al chico que estaba nervioso y sonrosado- ¿Finn iras con esta chica?
El me miro, miro a la princesa y finalmente asintió, me acerque a él para abrazarlo.
-Fue divertido haber pasado tiempo contigo Finn- le susurre en el oído mientras lo abrazaba- espero volver a repetirlo- le sonreí.
-Eres una gran chica Marceline- me abrazo con fuerza- llámame cuando quieras divertirte nuevamente – me soltó y subió al coche donde estaba Jake.
La dulce princesa me miro y sonriendo me dijo.
-Ha sido un placer conocerte Marceline, cuando gustes ve a visitarme al castillo, estas cordialmente invitada, y seré yo quien te atienda- ella tenía una sonrisa tan amplia entre sus labios que no podía resistirme a besarla.
-Me lo pensare… Tengo muchas cosas que hacer antes de ir a jugar con una niña a las muñecas en un castillo…- ¿Qué? ¿Pero qué demonios acabo de decirle? Oh por dios Marceline que diablos estas asiendo?
-Oh… bueno…- su sonrisa desapareció- cuando tengas tiempo ven al castillo… -dudo con su última frase- me gustaría presentarte a las demás princesas- mi miro, sonrió falsamente y se marchó.
Me quede allí hasta que el carruaje desapareció de mi vista. ¿Cómo fui tan idiota? ¿Por qué me comporte tan idiotamente con ella? sé que la herí… estuve tanto tiempo soñando con aquella chica para tratarla tan mal… que estúpida Marceline, que estúpida has sido.
Decidí irme flotando hacia la cueva, por mi cabeza pasaban miles de pensamientos, quería disculparme con la chica… no merecía que la tratara así. Cuando la princesa se marchó mi corazón se partió.
Pensé en ir al castillo a disculparme con ella… pero mi orgullo me gano y decidí irme a tomar un trago. Necesitaba despegarme de lo que había pasado aquel día para pensar con claridad.
Llegue a una taberna un tanto rustica, me senté en la barra y pedí una cerveza, el cantinero me la sirvió y comencé a bebérmela mientras observaba a todos los que estaban a mi alrededor.
Había un grupo de chicas que no paraban de mirarme y un tipo que me miraba desde que había llegado. Una de las chicas del grupo se me acercó.
-Hola- pude notar que estaba un poco ebria- Eres nueva por aquí? Mi nombre es Laurel, Princesa Laurel- me tendió la mano- cuál es tu nombre vampirita?- su tono era coqueto ¿Qué rayos le ocurre a esta chica? ¿Está tratando de flipar conmigo o es solo mi imaginación?
-Soy Marceline, Reina Vampiro… un placer Laurel…- le di la mano, después de todo no quería beber sola ni pasar sola aquella noche.
-Qué lindo nombre Marceline, te puedo invitar un trago?- apunto hacia la jarra de cerveza ya vacía.
-eh… si claro…- vaya por lo menos no tendré que pagar por otra cerveza.
Laurel le pido al cantinero cuatro cervezas más. –La noche será larga- me dijo cuando vio mi cara de asombro.