-Capítulo 4-

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- Lucy, creo que la he cagado. Literalmente. - La ojiverde se paseaba de un lado a otro en la casa de su mejor amiga, sin saber que hacer.

- Chica, ¿quieres calmarte? - Lucy rodó los ojos, sabía que se trataba de Camila. - ¿Qué has hecho o qué con tu morenita?

- No la llames así. - La miró desafiante. - Creo que hice mal al llamarla, tal vez es demasiado pronto.

- ¿Por qué lo dices?

- No me ha contestado, tampoco me ha devuelto las llamadas, ¿crees que hice mal?

- Chica, si no te ha contestado quiere decir que tal vez estaba ocupada, ¿no lo crees?

- Esperaré hasta mañana, si ni siquiera me manda un mensaje, la dejo pasar. Lo juro. - Bufó rendida la ojiverde.

- ¿Es que acaso te gusta? ¿qué me ocultas, Jauregui?

- ¡No, claro que no! - La miró con el ceño fruncido, pero Lucy seguía sin creerle. - En serio, no me gusta, solo me parece... ¿Curiosa?

- Como digas. ¿Salimos esta noche?

- La verdad que no tengo gan... Espera, ¿a dónde?

- A tomar algo, Lauren.

- Ah, claro, está bien. ¿En el lugar de siempre?

- Bien, nos vemos a las nueve ahí.

- Claro, tengo que hacer algo así que, ¿te veo más tarde?

- Seguro, Jauregay. - Lauren frunció el ceño pero luego rió, saliendo de la casa de su mejor amiga, yendo a averiguar donde se encontraba Camila o si se había metido en algún lío, aunque no era de su incumbencia.

**

- Tu casa es muy bonita. - Luego de una hora de viaje, por fin habían llegado a la casa de Karla.

- No más que la tuya, ¿eh? - Se rió, le encantaba hacerla enfadar a su hermana con sus bromas de acoso.

- ¿Puedes simplemente hablar como si fueras mi hermana y no mi puta acosadora?

- Eh, así que ahora soy tu hermana. - Se acercó a la nevera. - ¿Quieres algo de tomar? Ah, no. Ten, aquí esta tu banana, disfrútala.

- Gracias. Ahora, ¿podemos hablar de la verdadera razón por la que me buscaste y me trajiste hasta aquí?

- Siéntate, Camila. - La morena buscó una silla y simplemente obedeció a su hermana, comiendo de su banana, mientras que Karla se sacaba el buzo, que no se sacó durante todo el camino y Camila pudo visualizar un enorme tatuaje en su brazo.

- Dime, ¿cómo se llamaban tu papá y tu mamá? O bueno, ¿cómo se llaman?

- Ay, no lo recuerdo, en serio, tengo tantas cosas en mi mente que... No lo sé, tampoco me importa, hace mucho que no los veo. ¿Qué tal los tuyos, cómo se llaman?

- Son nuestros padres biológicos. ¿Quieres saberlo?

- Espera... ¿Fui y soy adoptada?

- Si, Camila. Eres adoptada, yo me quedé con nuestros padres biológicos, mientras que tu fuiste dada en adopción.

- ¿Ellos son buenos? - A Camila no se le quedaba otra opción de hacer preguntas y escuchar las respuestas, no sabía que decir.

- Ellos eran buenos. Eran lo mejor que tenía. Cada vez que me pasaba algo ellos me apoyaban, sus palabras eran tan reconfortantes... - Una lágrima cayó por la mejilla de Karla, pero se limpió rápidamente.

In the dark; CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora