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— ¿Por qué le hablaste? —Llegaste hasta mi para sentarte a mi lado izquierdo, con el ceño fruncido y las claras intenciones de atacarme si ocupaba las palabras erradas.

   Eso me traía muchos recuerdos, y entre ellos la gran sátira de veces que me preguntaste aquello como si fuese lo único de lo que podíamos hablar hace años.

—Solo quería ser cortés, pero parecía que no tiene idea de donde esta parado el boludo —te respondí sin mirarte, dándole otro sorbo a mi trago.

   Frunciste los labios aguantandote palabras que hace mucho tiempo hubieses soltado sin pensar, dicho por decir con un hueco en cada una de ellas.

   Ese tipo de palabras que usabas para herir sin sentirlas. Que resvalaban de tus labios ajenas a ti y me hacían sentir como la basura que era.

   Y que tal vez no he dejado de ser.

— ¿Puedes dejar de meterte en mi vida?

   La pregunta como la situación me tomó desprevenido.

   Así que sonreí para poder seguir adelante.

—Si vos me lo pedis... —te mentí mientras agitaba mi vaso ya vacío —, soy buen perdedor, Manu.

   Después de ello te fuiste en busca del cejon que tenes por novio, no estaba seguro si te ibas feliz o decepcionado porque tu conversación no dio frutos al tratar con un gran mentiroso.

   Con un perdedor.

   Vuelvo con mi vida soy buen perdedor.

Mentía || ArgchiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora