𝗗𝗘𝗩𝗜𝗟 𝗦𝗜𝗗𝗘 ❙ Elizabeth Gilbert perdió a sus padres en un accidente, y debe ser fuerte por Elena, su hermana mayor y, Jeremy, su hermano menor. Y aunque traté de hacer que todo vuelva a ser como antes los hermanos Salvatore irrumpen en su vi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━ ❃ ━
ELIZABETH
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
EL ESTRUENDOSO GOLPE EN LA PUERTA PRINCIPAL ME SACÓ BRUSCAMENTE DEL SUEÑO. Mi corazón latía desbocado mientras intentaba entender lo que acababa de suceder. Abrí los ojos de golpe, el cuarto estaba sumido en una penumbra fría y silente. Mi mente aún nublada por el sueño trataba de procesar si lo que había oído era real o simplemente una pesadilla.
El terror se apoderó de mí de inmediato. Sentí un escalofrío recorrerme la espina dorsal mientras me incorporaba rápidamente, arrojando las sábanas a un lado. El contraste entre el calor reconfortante de las mantas y el aire gélido de la habitación me hizo estremecer. Los segundos parecían eternos mientras mis pies desnudos tocaban el suelo frío. Mi respiración era errática, y traté de calmarme, pero la sensación de peligro era inminente.
Avancé hacia la puerta del dormitorio, mis pasos eran silenciosos pero apresurados. El pasillo estaba oscuro, apenas iluminado por la tenue luz de la luna que se filtraba por la única ventana que iluminaba el pasillo del segundo piso. Cada sombra parecía cobrar vida, mis ojos escudriñaban cada rincón mientras mi oído estaba atento a cualquier sonido. El miedo crecía con cada paso que daba. Mis manos temblaban mientras avanzaba, mis dedos rozando la pared en busca de algo en lo que aferrarme.
—¿Hay alguien ahí? —pregunté, mi voz apenas era un susurro que se perdía en la oscuridad. Me sentía como una niña pequeña otra vez, aterrorizada por las sombras que parecían acecharme desde cada esquina. La casa ahora se sentía como un laberinto lleno de peligros invisibles.
De repente, escuché unos ruidos provenientes de la planta baja, el crujido del suelo y un murmullo ininteligible que me erizó la piel.
—Jeremy —grité, mi voz resonando con un eco sordo —. ¿Eres tú, Jeremy? —la respuesta fue un silencio aplastante. Ningún sonido, ningún movimiento. Solo la quietud opresiva de la casa y el viento que susurraba a través de la puerta entreabierta.
Me mordí el labio con fuerza, el dolor agudo devolviéndome un poco de claridad. Sabía que bajar era una muy mala decisión. Era así como mataban a los estúpidos personajes secundarios en las películas de terror. Cada fibra de mi ser me gritaba que me quedara en mi habitación, que llamara a la policía y esperara. Pero algo más fuerte, una mezcla de curiosidad y desesperación por saber qué estaba ocurriendo, me impulsaba hacia adelante.
“Por favor, no seas un estúpido personaje secundaria”, me rogué internamente, cada era palabra una súplica silenciosa. Mis piernas temblaban mientras bajaba los escalones, cada crujido amplificando mi miedo. La luz del salón estaba apagada, y las sombras bailaban al ritmo de mi ansiedad.
