𝗗𝗘𝗩𝗜𝗟 𝗦𝗜𝗗𝗘 ❙ Elizabeth Gilbert perdió a sus padres en un accidente, y debe ser fuerte por Elena, su hermana mayor y, Jeremy, su hermano menor. Y aunque traté de hacer que todo vuelva a ser como antes los hermanos Salvatore irrumpen en su vi...
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ELIZABETH
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“QUERIDO DIARIO:
Esto no puede ser real. Las personas nacen, crecen, envejecen y mueren; así es nuestro mundo, un ciclo inquebrantable de vida y muerte. En nuestra realidad, no hay lugar para la magia, los misterios insondables o la inmortalidad. Todo está regido por las leyes de la naturaleza y la razón. No debería haber un mundo sobrenatural; los vampiros y otras criaturas fantásticas son solo invenciones de cuentos y leyendas.
Es imposible, no lo puedo creer. Sin embargo, ¿cómo negar lo que ven mis propios ojos?
Recuerdo que mi padre siempre me contaba historias sobre estos seres oscuros y peligrosos. Decía que la desgracia siempre los rodea, como un aura maldita que atrae el sufrimiento y la tragedia. Hablaba de seres que no envejecen, inmunes al paso del tiempo, invulnerables a las heridas que destruirían a cualquier mortal. Seres que pueden cambiar de forma, transformándose en maneras que desafían toda lógica y comprensión.
Las marcas de mordeduras, los cuerpos desangrados, son evidencias de una presencia que siempre creí imposible.
¿Por qué mis ojos no quisieron ver esto antes...? ¿Por qué mi mente rechazaba la posibilidad de que lo sobrenatural pudiera existir en nuestro mundo tan racional y predecible? Ahora, ante la incontestable evidencia, no puedo seguir negando la verdad que se despliega ante mí.”
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Cuando desperté, ya era más de medianoche. Estaba en mi habitación, acostada en mi cama, como si nada hubiera sucedido. Los recuerdos comenzaron a llegar sin aviso alguno, provocando un latido punzante en mi cabeza y dejando que el miedo se apoderara de cada centímetro de mi piel y cuerpo. Mi respiración era acelerada, y no podía dejar de pensar en lo que había descubierto. No tenía lugar a dudas, lo que estaba sucediendo era real: Damon, Alexander y Stefan Salvatore eran vampiros.
¿Quién me había traído aquí? ¿Damon Salvatore? ¿Stefan Salvatore? ¿Alexander Salvatore? ¿Otro vampiro?
Un escalofrío recorrió mi cuerpo solo de pensarlo.
Sin esperar más, me levanté bruscamente de la cama. Un mareo me sobrevino debido a la pérdida de sangre, pero no me detuvo. Tenía que llegar a la habitación de Elena.
