INTRUSO

Capitulo 1. Infidelidad

—¡Amor tu móvil!.
Karey escuchó el ringtone del móvil de su esposo sobre la barra de la cocina.
—¡Cariño contesta estoy en la ducha!— El grito de Esteban hizo eco por toda la silenciosa casa.
Karey tomo el móvil y subió las escaleras hacia su habitación ya que su marido se duchaba dentro de esta, y de paso revisar el estado de su pequeño de dos años que dormía en su propia alcoba.
El número era desconocido, descolgó el teléfono poniéndolo en altavoz pensando que era una llamada importante.
—¿Como estas guapo?
Karey escuchó la voz seductora de mujer desde el otro lado de la linea.
((¿Guapo?))
Ella se encamino sin pensar a la puerta de baño, giro la perilla de la puerta.
—¡¿Quien es?!— gritó despreocupado esperando la respuesta de su esposa del otro lado.
—Oh...no te acuerdas de esa noche...soy Jenifer...¿bebé?.
Sin pensarlo Karey abrió la puerta de el baño viendo a su esposo completamente desnudo.
—Oh amor...que pervertida— El tono de su esposo fue coqueto pero ella solo lo veía despectivo.
—¿Pervertida?...Te parece si planeamos otro viaje de negocios pedimos  un motel y nos la pa...
Con una mirada neutra Karey colgó el teléfono.
—A-mor...no es lo que parece– Excusó Esteban con una mirada nerviosa.
—El desayuno esta listo— Trató de sonreír pero solo una mueca salio de sus labios cuando le entregaba el móvil a Esteban para luego dar media vuelta y dirigirse fuera de la habitación.

✖✖✖

Karey tenia un remolino en su cabeza, quería reclamar le a su esposo que había sido eso pero, supuso que no valía la pena, tal vez sus reacciones serian explosivas, así que se dirigió al cuarto de su hijo para verlo dormir plácidamente mientras que unas cuantas lágrimas que ella reusaba salían de sus ojos.

En el caso de Esteban no sabia que hacer, tampoco como esa mujer consiguió su número de teléfono, ya vestido bajo las escaleras pero no encontró a su querida esposa, él también sintió que darle espacio en estos momentos era lo mejor, se sentó frente a su desayuno en el comedor y la consciencia le peso al ver como su esposa se esforzaba en consentirlo.
((¿Por que demonios lo hice?))
Paso sus manos por su cabello, la frustración lo asfixiaba, pero el crujir de las escaleras indicaba que alguien bajaba de ellos lo cual le dejo estático.
Karey tomó asiento frente a él con su pequeño en brazos sin medir palabra solo lo miraba fijamente.
((¿Y bien?))
Karey creía que tal vez podría transmitir sus pensamientos con la mirada hacia su esposo pero él solo miraba hacia un punto fijo de la casa, fue ella entonces quien decidió romper el silencio.
—Se te hace tarde para el trabajo— Expreso tranquila.
Esteban veía a Karey con exceso de serenidad que hasta picazón en su nuca sintió.
—Quiero explicar, bue...— Karey no lo dejo terminar y se levantó de su silla.
—Se te hace tarde... Hablaremos cuando llegues a casa— paso junto a él, después tomo su bolso que colgaba en el perchero y salio de casa.
Esteban quería correr hacia ella, se preguntaba por que Karey se lo tomo tan en calma, lo cual le preocupó pero hoy tenia una reunión importante de su empresa por lo tanto no podía faltar, así que tomo sus cosas y se dirigió a la puerta no sin antes visualizar por los dos carriles la silueta de su esposa la cual no encontró. Subió al auto, sus manos apretaban el volante pensando como arreglarlo. Sin más tomo rumbo. Al girar la primera cuadra de su calle, vio a su hermosa mujer, estaba sentada en una banca frente a un gran árbol de un pequeño parque con la mirada perdida hacia aquél, Esteban luchó por sus instintos y continuó su camino.

Karey no quería pensar más, siempre iba a ese parque para despejar su mente. Su hijo llamó su atención ya que jalaba sus cabellos caídos, lo vio con tristeza, ella quería lo mejor para su hijo, una hermosa familia pero, ahora ya no sabia que era de su futuro, sabía que lo más importante era su pequeño Luhan el cual se dedico a mimar  para no pensar más sin embargo, al alzar la mirada el auto de Esteban pasaba justo frente a ella.
((Si me quisieras, buscarías la forma de como arreglarlo en estos momentos y no huir como cobarde))
—Idiota...— Susurró y se encaminó de vuelta a casa. Karey no lo pensó dos veces desde que le surgió su idea ya no podía quitársela de encima. Al llegar se dirigió a la habitación de su hijo, lo alimento hasta esperar que el pequeño Luhan tomara una siesta, una vez recostado en su cuna; subió rápidamente a su habitación fue a su armario tomó dos maletas y comenzó a introducir sus pertenencias, lo mismo hizo con las cosas de su bebé para después ocultarlo en el armario de limpieza de el primer piso de la casa. No era tonta, primero tenia preparado una serie de preguntas que tomarían la decisión de irse o no.