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-Itachi- Llamo Kisame al ver al azabache acercarse, mas se impresiono al verlo sonreir.

-Kisame ¿Adivina quien va ser papá?- Dijo con voz cantarina mientras giraba sobre su eje, algo que solía suceder en los últimos días.

-No... me... jodas- Pronunció impresionado a más no poder, sin embargo eso se le paso rapido -¡Itachi Konan sabe tu ubicación!- Gritó, en ese momento la sonrisa se borró rápido del rostro del azabache.

-¿Eh?- Pronunció asustado por la noticia, dejando todo rastro de felicidad. -¿Como?- Volvió a preguntar, volviendo a su faceta seria.

-No lo se, solo se que Deidara y Sasori no fueron, seguro lo supo por si misma- Contó lo único que se le venía a la mente.

-Mierda- Se quejó el azabache al no saber que hacer, el plan era tener a Naruto fuera de Konoha para no poner en peligro esta, pero estando en cinta...

-Pero en todo caso, felicidades. Nunca creí que un alfa tan amargado como tu se consiguiera a un lindo rubio- Felicitó. -Bueno en todo caso me tengo que ir, la barbie musulmana y Ariel me esperan- Indicó.

-¿Musulmana?- Preguntó Itachi al nunca haber escuchado la palabra.

-Nada, una leyenda- Dijo negando para luego comenzar a irse.

El azabache maldijo una vez más para luego ir al pueblo para lo que había encargado el rubio, por que cada vez que el iba por "asuntos" su omega le pedía una que otra cosa.

Mañana se cumpliría la octava semana, el día de mañana tendría que ir con la doctora que le había dado aquel papel, hablando de papeles, saco de sus bolsillos traseros un pequeño pedazo de este material.

Era una pequeña lista, huevos, leche, y un peluche. Aparte de tener coranzoncitos dibujados en una esquina. El de piel nívea sonrió ante el insignificante detalle, aunque estaba notando algo, su rubio pedía últimamente cobijas y peluches. Aparte de que lo corría de la habitación, no se quejaba pero de vez en cuando le desesperaba la idea de estar bajo el mismo techo y no en la misma cama.

-¿Necesita algo?- Pregunto la amable beta que le atendió en la pequeña tienda.

-No gracias, de momento yo lo busco- Contestó cortésmente, para luego comenzar a buscar lo pedido, aparte de meter uno que otro postre o ingrediente por cuenta propia.

Miro por la ventana el cielo y tomando las cosas de manera rápida pagó y salió corriendo, Naruto lo mataria. Al rubio le molestaba el tener que comer o cenar solo... eso le deprimía, por que según el rubio le recordaba a sus primeros años de vida, y no lo culparía.

No se imaginaba a un niño de tres años viviendo totalmente solo, no se lo imaginaría.

Abrió la puerta con rapidez al llegar a la madriguera, y aliviado al apenas percibir el olor a comida camino a la cocina aun con las bolsas.

-Hola ita- Saludó volteando a verlo aún con cucharón en mano.

-Hola chiquito- Saludó para segundos después darle un corto beso.

-Llego un sapo, Jiraiya esta furioso por que no he ido a entrenar, tu le dices- Declaro volviendo a hacer lo que cocinaba.

Itachi no dijo nada, sabía que ese momento llegaría tarde o temprano, y sabía que se vería obligado a llamar a uno de aquella manera, temblo un poco al imaginarse al sabio de los sapos de cachorro.

Cuando por fin su columna vertebral dejó de sentir aquel desagradable cosquilleo dejo las bolsas en el desayunador, para luego comenzar a colocar cada cosa en su respectivo lugar.

¿Por qué tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora