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Diario de YoonGi

04 de diciembre, 2016

Acabo de llegar de una cita con JiMin.

Él lo catalogó así. Para mi, era sólo otra salida entre amigos, pero es que tampoco tenía claro qué era lo que el chico quería conmigo. Él se subió al auto el día de ayer, sonriendo como si no estuviera a punto de morir y había dicho algo de que quería ir a un parque donde había un gran puente para tirarse en bungee. No lo niego, me reí en su cara y él, hizo ese adorable puchero en sus labios con brillo. Cuando amenazó con largarse a llorar, acabé aceptando y recibiendo un abrazo de su parte. Me quemó su toque, me lastimó su entusiasmo, me dolió cada una de sus acciones. Fue cuando dijo que era una cita.

Estaba pensando en no ir esta mañana. En serio lo pensé, pero no pude decirle que no al puchero que recibí el día anterior, así que como idiota estaba a las diez de la mañana, fuera de su casa, con diez carros tras de mi.

No puedo negarlo, se veía precioso. Tengo su imagen de niño pequeño en mi mente, con unos jeans sueltos y de mezclilla clara, con una camiseta blanca con rayas anaranjadas y unos tenis celestes. Unos anteojos grandes (que luego descubrí que usaba lentes de contacto en su vida diaria) y un pequeño sweater en su mano derecha. Se subió en el carro con una sonrisa tan amplia que me la contagió por unos segundos. Conduje hasta el famoso parque y casi me cago, literal, al ver el puente del que el niño se quería tirar. Cuando le vi en el borde de la estructura dispuesto a saltar, pensé que Agust había ganado y sería testigo de una muerte trágica y sádica. Ni yo me di cuenta cuando había empujado a cuanta persona se me cruzó por en medio para llegar hasta él y abrazarlo con fuerza por la espalda. Tenía la respiración agitada, el cuerpo sudoroso y mis labios fuertemente apretados cuando le sostuve contra mi cuerpo con el temor aflorando por cada uno de mis poros. Le sentí tenso, le sentí girarse y luego, le sentí abrazarme de vuelta. Fue su turno de tranquilizarme. Dijo que estaría bien y le creí, aflojando mi agarre lentamente.

Me alejé un par de pasos y le regalé una pequeña sonrisa, siendo contenido por alguien tras de mi para no volver a correr a él y causar un accidente. Bien podríamos haber caído los dos.

Él me dedicó una dulce sonrisa y luego saltó sin pensarlo dos veces, gritando en el aire con toda la fuerza que sus pulmones de cantante le permitieron cuatro palabras que dieron vuelta mi mundo.

Me gustas Min YoonGi.

Corrí de vuelta a la baranda y casi caigo por ella si no fuera porque mi corazón latía fuerte y una parte de mi subconsciente quería volver a oír esa confesión. Fui a recogerle abajo, comimos unos churros y nos fuimos a casa sin hablar de lo dicho. Supe que estaba muriendo de vergüenza a causa de sus mejillas rojas y de cómo evitaba mi mirada.

Quizá Agust tenía razón. Quizá me estaba enamorando de Park JiMin.

YoonGi

Save Me-YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora