Capítulo 1

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Desde pequeño Yuuri Katsuki aprendió a cuidar de las plantas. Sentía mucha tranquilidad al sentirse rodeado por ellas, desarrollo ese hobbie con pasión. Su madre le enseño todo lo que sabía y al crecer decidió estudiar algo relacionado a eso. Como Omega que era y al ser de una familia de clase media no pudo darse el lujo de estudiar en la universidad, las escuelas especializadas para omegas son sumamente costosas, sin embargo con trabajos de medio tiempo y ayuda de sus padres pudo sacar varios diplomados. Gano experiencia trabajando en viveros y floristerías, demostrando en estas últimas su talento para los arreglos florales.

A los 20 años, trabajaba en la floristería más surtida de Hasetsu, donde había vivido toda su vida, junto a sus padres Hiroko y Toshiya y su hermana mayor Mari. Se sentía feliz al recibir pedidos específicamente para él y que la gente apreciará su talento.

Su jefe, el señor Izumi Ayashi, estaba más que complacido con su desempeño y era muy comprensivo en cuanto a los días que Omega se ausentaba debido a su celo.

Yuuri agradecía que su celo solo llegará cada dos meses y poder así costear los supresores, era bastante regular así que podía estar tranquilo atendiendo la floristería donde llegaban a comprar alfas, omegas y betas.

Una tarde de invierno fue cuando tuvo que vivir en carne propia las consecuencias de su naturaleza. El Señor Izumi se tuvo que ausentar debido a una emergencia, su hijo se había caído en la escuela y se encontraba en el hospital con un brazo fracturado.

Yuuri debía salir a mediodía así que su jefe le pidió cerrar la tienda, sin embargo, el pelinegro no contaba con que cada vez que intentaba cerrar la floristería, entraba un cliente más con un nuevo pedido. Trato con ahínco cerrar toda la tarde, pero sentía que no podía rechazar a los clientes. Se prometía a sí mismo - un arreglo más, sólo un arreglo más - hasta que empezó a ocultarse el sol.

Movía las macetas que estaban en el exterior de la tienda cuando empezó a sentirse mal, asustado descubrió como sus brazos perdían su fuerza, quiso creer que se debía el cansancio del día pero en el fondo sabía que no era así. Se apresuró en su tarea y con todos los implementos guardados intentaba bajar la cortina de metal de la puerta principal. Saltaba para alcanzar la cortina y tiraba con la fuerza que le quedaba, sudoroso y sintiendo como sus feromonas empezaban a hacerlo llamativo, trató de ahogar un quejido de aflicción pero este se convirtió en un gemido.

Yuuri rogaba con toda su alma que ningún Alfa pasara cerca, podía sentir su propio aroma dulzón llenando el ambiente, se inclinó a cerrar el candado cuando supo con certeza que su plegaria no había sido escuchada. El aroma de un alfa cercano golpeó su nariz, no pudo evitar soltar más gemidos y caer de rodillas al suelo.

El pelinegro hizo un esfuerzo enorme por aferrarse a los eslabones de la cortina y ponerse de pie, avanzó sosteniéndose a la pared buscando la entrada trasera de la tienda. Escucho la voz gruesa del alfa desconocido a su espalda - Delicioso - exclamó y Yuuri tembló de miedo y deseo, siguió avanzando lo más rápido que pudo pero no significaba nada para su agresor que en una maniobra lo atrapo entre sus brazos y lo presiono contra la mullida pared.

- por favor... por favor... suélteme... - rogó Yuuri asustado soltando algunas lágrimas.

El alfa se acercó a su cuello aspirando el aroma dulzón que este despedía, ejerció más presión sobre el cuerpo del pelinegro con sus fuertes manos, una en la cadera y la otra entre los cabellos, sometía a Yuuri restregando su blanquecino rostro contra la pared, soltó un rugido y Yuuri un sollozo, sentía como sus lentes de marco azul crujían por la presión y se incrustaban en su nariz.

Little HandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora