La forma en la que se habían conocido era confusa y hasta cierto punto aterradora, a pesar de ser esa experiencia carente de alegría, la consideraban un evento afortunado.
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Ese día en Hasetsu, Víctor Nikiforov observó como el pelinegro era subido a una ambulancia.
Fue interrogado por los agentes de la policía que habían respondido a su llamado, sin embargo se indignó al escuchar como algunos culpaban al joven.
"que omega más descuidado, incitando a un alfa".
Víctor mejor que nadie sabía que esos casos eran el pan de cada día y se alegraba de haber evitado una tragedia mayor, al haber seguido sus instintos. Irónicamente los instintos era lo que causaba la mayoría de esos incidentes.
¿Cuantos omegas eran violados por "incitar" a un alfa?
La cifra lo enfermaba.
La mirada chocolate de ese omega indefenso en el piso, lo había conmovido, el aroma que emitía era delicioso, debía admitir, pero el sabia controlarse perfectamente. Siendo hermano mayor de un omega había aprendido a manejar sus impulsos, comprobando en carne propia que era posible soportar ese deseo mal llamado "irracional".
Sin embargo, este deseo servía de excusa perfecta para quienes se dejaban llevar por su naturaleza. Era esos casos los que el joven ruso trataba de desenmascarar y bien que lo conseguía.
Sin más que hacer en la escena, regreso con sus compañeros al onsen, días después a la nueva oficina de Tokio. Se sentía más decidido a seguir defendiendo los derechos de los omegas, así que junto a los abogados recién contratados empezó a generar propuestas para cumplir este objetivo.
De vez en cuando Víctor recordaba aquellos ojos chocolate, tomaba aquella experiencia como una motivación para realizar su trabajo.
Avanzados los planes, volvió a su natal Rusia, donde monitorearía el avance de su nuevo proyecto y podría continuar apoyando a su padre con la firma principal. El pasar un tiempo con su arisco hermano menor era un extra que no deseaba rechazar.
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Yuuri Katsuki se removió adolorido entre sabanas desconocidas. Al intentar abrir los ojos la blanca luz lo hizo sentir aún más incomodo y su cabeza daba vueltas.
Se vino un claro recuerdo a su mente...
- pediré ayuda, mi nombre es Víctor -
Y esto hizo que se levantara de golpe, se arrepintió al sentir como el mareo se acrecentó.
Identificó el lugar como el hospital general de Hasetsu, estaba vestido con una bata blanca únicamente, aun sin lentes pudo identificar su ropa doblada en una silla plástica cercana a la cama. Mas recuerdos abrumaron su mente, llevo su mano a la mejilla izquierda verificando los hechos con el profundo dolor que se extendía hasta su labio lastimado. Quiso llorar, pero se alentaba a no hacerlo.
Se levantó por completo de cama, aferrándose al colchón para no caerse y tomo sus lentes. En ese momento su madre entró en la habitación, se acercó apresuradamente a él y lo abrazo. No pudo contener más las lágrimas y aferrado como un cachorro al cuello de su progenitora lloro.
El pelinegro fue dado de alta un día después, los golpes no habían sido graves y su celo fue controlado con los supresores adecuados. Descanso en casa tres días más y luego decidió volver a su trabajo.
Sus pensamientos, donde se culpaba así mismo por lo sucedido no lo dejaban en paz, casi había sido violado por su propia culpa, se repetía mentalmente lo descuidado que había sido. Regresar a su trabajo lo hizo alejar todos esos pensamientos al pasar mucho tiempo ocupado, sin embargo, el recuerdo de esos ojos azules penetrantes, del segundo alfa que había visto esa tarde, lo hacían preguntarse por qué no había sido atacado por él también.
¿Tenía algo especial ese alfa?, ¿Cómo fue posible para el salvarlo aun de él mismo?
Quizás nunca obtendría las respuestas de ese desconocido, pero se alegraba mucho por su acción heroica. En su corazón se albergaba una esperanza pequeñita de poder agradecerle por tal acto, no quería imaginarse lo que sería ahora su vida de no haber sido salvado.
En su trabajo el señor Ayashi le pidió tantas veces disculpas que no las podía recordar, Yuuri siempre le repitió que no había sido culpa de él sino culpa de sí mismo, ese pensamiento estaba muy arraigado en el japonés.
Pasados cuatro meses Yuuri ya había retomado su rutina, recibía pedidos y trabajaba con esmero cada día, no volvió a saber de Víctor pero era algo que esperaba que pasara. Gracias al esfuerzo del pelinegro la floristería había crecido mucho y por primera vez había ganado su primer contrato.
Una boda, de lo que parecían dos extranjeros, se llevaría a cabo en un onsen cercano. La organizadora de bodas, que era una lugareña, había recomendado mucho la floristería Ayashi para hacerse cargo de los arreglos florales de la recepción. Sin dudarlo el señor Ayashi acepto el reto, aunque no contaba con que la pareja solicitaría tulipanes holandeses como arreglo principal.
Yuuri investigo mucho sobre dichos tulipanes y afortunadamente había una proveedora de dichas flores en Tokio, siendo su primer contrato, ambos quisieron asegurarse de que las flores serian perfectas, con la confianza que su jefe depositaba en el pelinegro, este fue el encargado de viajar hasta la capital para obtener las flores suficientes para el evento.
Para Yuuri fue toda una experiencia, primer viaje en avión, primera vez en la capital, primer encargo importante de la floristería, sentía la presión sobre sus hombros de que todo fuera perfecto. Con el gps activo en su celular y en esa gran ciudad, recorría las concurridas calles con un ligero temblor en las piernas.
Gracias a su buen sentido de la ubicación, dio con el lugar que había visto solo a través de fotografías, un vivero gigantesco y con una cantidad inmensa de plantas. Observo maravillado los camiones salir de aquel lugar con un arcoíris de flores y arbustos para eventos. Le atendieron amablemente y escogió tulipanes en rojo, naranja, amarillo y blanco, estos serían llevados en un camión hasta Hasetsu mientras que él retornaría nuevamente en avión.
Contento el joven japonés, llamó a su jefe para confirmar que el pedido había sido completado. Luego de tomar un descanso y comer algo en una cafetería cercana, se dispuso a caminar hacia el metro para trasladarse al aeropuerto. Espero paciente a que el semáforo se pusiera en rojo para los automóviles y en verde para los peatones, avanzó tranquilamente por el paso peatonal hasta que su corazón se contrajo al escuchar a su costado un fuerte chillido que lastimo sus oídos.
Cerró los ojos y sintió el impacto.
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Víctor Nikiforov recibió una llamada a su oficina en Rusia, sus colegas japoneses le comentaban que la propuesta que habían estado trabajando los últimos cuatro meses había sido rechazada rotundamente. El joven ruso no se sorprendió ante la contundente decisión de la cámara constitucional de Japón, - si su trabajo fuera sencillo, no habría mérito en el – pensó. Calmó a sus colegas y prometió que viajaría pronto a Tokio para darles apoyo.
Su viaje fue tranquilo, llevo varias maletas, ya que tenía intenciones de quedarse una temporada, sabía perfectamente que los trámites se alargarían. Su padre le había dado palabras de aliento antes de salir de casa.
"Debes ser más listo que ellos y quebrar su argumento con sus propias excusas Vitya"
Contrario a su viaje anterior, necesitaría un automóvil para trasladarse, afortunadamente el aeropuerto contaba con dicho servicio y fue fácil para él conseguir uno. Eligió un Hyundai Elantra 2010 en color blanco, al subirse a dicho auto se sorprendió de estar del lado equivocado para manejar, riéndose de su torpeza cambio de asiento y se dispuso a salir de ahí con sus maletas cargadas en el baúl.
Víctor llevaba manejando desde los 16 años y era algo que disfrutaba mucho, sin embargo se sorprendió a sí mismo manejando como principiante debido a que en Japón se maneja del lado contrario que en Rusia.
En un semáforo su teléfono empezó a sonar, sus colegas un poco asustados le informaron que habían recibido un par de cartas anónimas con amenazas hacia ellos, presumían que dichas cartas estaban relacionadas al proyecto que trabajaban, el peliplata no esperaba una medida como esa e informo a su colega que ya se encontraba en Japón y llegaría en poco tiempo a la oficina.
En un instante de distracción se lanzó en sentido contrario en una esquina, fue entonces cuando vio a una persona caminando por el paso peatonal, freno bruscamente, las llantas chirriaron con fiereza, contuvo el aliento, sin embargo de igual forma golpeo aquella persona que cayó en el pavimento a un metro del automovil.━━━━━━✧❃✧━━━━━━
Hola, hola
Capítulo 2, al fiiiiiin!!! Disculpen la demora, trataré de actualizar al menos una vez por semana.
Nota: Edite el cap. anterior poniendo cursivas para enfatizar que es el pasado, cuando no sean letras cursivas la narración será del presente.
¿Que tal les parece la historia?
Comentarios, sugerencias, errores ortográficos, dejenmelo saber para corregir.
Saludos
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Little Hands
FanfictionSu matrimonio era un cuento de hadas, jamás habían sido más felices en su vida, respetaban sus promesas cada día: "Y estaré contigo en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, en la alegría y la tristeza, hasta el fin de nuestros días" ...