Prólogo

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Llegó a casa tras comprar, subió las escaleras, se metió en su habitación y aunque sus padres no estaban cerró la puerta. Se sentó en su escritorio y cogió un folio, un bolígrafo azul y empezó a escribir todo lo que sentía y se le pasaba por la cabeza después de todo lo que pasó. Se despidió de los que se supone que eran sus amigos, de sus padres y de todas las personas a las que quería dejarle alguna que otra última palabra. Guardó el papel en su bolsillo de la chaqueta y fue a casa de Rocío. Dejó ese folio en su buzón dentro de un sobre y volvió a su casa. Se quitó sus vaqueros rotos y su suéter azul en su habitación. Se puso unos pantalones cortos viejos y una camiseta de manga corta de chándal. Llenó la bañera. Cerró la puerta del baño, se metió con la ropa dentro del agua caliente y fría a la vez, cogió la cuchilla que había dejado preparada y la pasó por su brazo, introduciéndola en su piel y llegando a las venas, cortando desde la muñeca hasta el codo, mientras que por su rostro caían lágrimas que se perdían entre el agua de la bañera y se desvanecían. No podía aguantar nada más. En aquel momento solo pensó en extraterrestres porque sabía que no había nadie en ese planeta para él.

Con tan solo 16 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora