Capítulo 3

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Noviembre 16, Jueves

Eran las 07:20 a.m. cuando despertó Alex. No se movió de la cama hasta después de responderle a Marta. Hoy hacían cinco meses. A pesar de que ella estaba en Santiago de Compostela, fueron a un parque de atracciones una de las veces que vino a Madrid. Y a pesar de que quedaban en esa ciudad como término medio, dentro de dos semanas vendría de nuevo y pasaría el finde semana en su casa, en Valencia. La chica le escribió uno de los textos más bonitos que le había escrito. Cada mes escribía uno por el mes cumplido. A el chico le encantó, le gustaba a pesar de que pasó toda la noche pensando en Pablo. No para de mirarle en clase y todo el mundo dice que es gay así que quizás lo sea, pensó.

Se tomó su capuccino mañanero. Ayer estuvo viendo su serie favorita. Riverdale era su vida. Amaba a Archie, era su crush. Esa serie de intriga, drogas, amor... Le encantaba. No tanto como Harry potter, pero le encantaba. Al terminar de estudiar y de ver la serie, se puso a mirar Instagram. Su cuenta obtuvo algún seguidor más a pesar de que nadie le hablaba a WhatsApp, le gustaba ver las histories de todas las personas que subían fotos y vídeos con sus amigos. Se imaginaba una vida así, rodeado de buenos amigos, aquellos que estaban en las buenas y en las malas. Aquellos que te ayudan con los problemas y te sacan una sonrisa sin importar si estas triste o contento. Le recordaba a Ron, Harry y Hermione en Harry Potter. Dejó el móvil encima de la cama, se puso unos vaqueros negros y un suéter blanco. Se colocó las zapatillas Vans en los pies, cogió su mochila y se fue a por el penúltimo día de clase antes del fin de semana.

Esta vez llegó a clase puntual, se sentó en su sitio y sacó los libros de física y química. Estaba pensando en Pablo. No había llegado aún . Quedaban aún 5 minutos para empezar la clase y no estaba. Le parecía raro llegar antes que él, pero justo cuando pensó eso y apareció por la puerta con su mochila azul. Intercambiaron la mirada mañanera y ambos sonrieron al instante.

Y sí, efectivamente, todo era demasiado bonito. El director del centro llegó a clase y comunicó a todos la mala noticia.

-Queridos alumnos, hoy uno de nosotros nos ha dejado. Esta mañana me ha llamado su madre comunicándome la mala noticia. Raúl Pérez, la pasada tarde falleció- dijo Marcos, el director con duras palabras

Este chico había hablado alguna vez con Pablo, por lo que este se extraño. Cuando habló con él hace unos cuatro días parecía que estaba bien. Era muy simpático el chico de ojos azules y la verdad, a Pablo, por lo poco que había hablado con él, le caía bien. Se puso a pensar ¿Por qué avisaba a su clase el director si era de un curso superior? ¿Por qué se quitó la vida? Mil y una pregunta se pasaba por su mente en ese momento.

Alex miraba a Pablo. Parecía triste y enfadado. No podía verle mal asique cogió un papel y escribió:

Hola, tengo demasiada vergüenza para hablarte. Sé que no me conoces, pero también sé que te pasa algo ¿Es por el chico ese? ¿Le conocías?

Este metió el papelito en una tapa del boli y se lo pasó a Ana, una compañera que se sentaba entre ellos dos.

Pablo se sentía triste y enfadado con sí mismo. ¿Por qué no había insistido más para hablar con él? No paraba de hacerse preguntas cuando, derrepente, esa chica le pasó el bolígrafo azul con un papelito que sobresalía. Lo abrió y lo leyó. ¿Quién narices iba a escribirle un papelito preocupándose por él?

-Ana, ¿de quién es...esto?- pregunto Pablo
-Es de Alex, me dijo que te lo diera- respondió ella

Pablo estaba más confundido que nunca. ¡Le había hablado Alex!
Cogió el papel y escribió abajo:

A mí también me da vergüenza, y yo tampoco te conozco pero sí, le conocía, había hablado alguna vez con él...

Le pasó el papel y este se lo devolvió. Escribió:

Nos van a pillar, asique este es mi número de teléfono, mándame luego un WhatsApp y hablamos ¿Vale?

Pablo lo leyó y su temperatura subió. ¡Estaba rojo! Se quedó en shock. ¡Le había dado su teléfono y se había preocupado por él! Guardó el papel y se puso a prestarle atención a Juste mientras explicaba la ley de la Gravitación Universal a pesar de que en su mente seguía con Raúl y Alex.

Se había pasado el día muy lento, estaba deseando llegar a casa para escribirle a Alex. Escuchaba la canción Ojalá de HA-ASH, esa canción le animaba a pesar de la pérdida de Raúl. Llegó a casa, dejó su mochila en su habitación y fue a comer sin coger el móvil. Al terminar los macarrones con queso, volvió a su cuarto ha hacer los deberes y a estudiar, pero antes de sacar los libros, encendió el móvil y agrego a Alex. Lo agendó como Alex💕. Se metió en WhatsApp y le puso Holaa. A los 5 segundos se conectó y le respondió ¿Quién eres? A este le salió en las notificaciones, ya que estaba fuera de WhatsApp, lo leyó ahí y apagó el teléfono.
¿Para que le escribe si ni si quiera sabe quién es? ¿A tantas personas le da su número de teléfono para que le escriban o qué?

Alex llegó a casa y comió. Estaba lavándose los dientes blancos y bien alineados que tenía cuando sonó su teléfono. Se puso el cepillo que tenía en la boca y con las dos manos le respondió: ¿Quién eres? Y a continuación le puso Es broma, hola Pablito💕 aunque este último mensaje no le llegó.

Con tan solo 16 añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora