Francisco despertó con un fuerte dolor en su cabeza, trató de llevarse las manos a ella pero no pudo ya que estaban atadas. Al abrir los ojos notó que se encontraba en la parte trasera de un auto, logró percatarse que sus pies también se encontraban atados, el poco ruido que había en las calle le hizo recordar lo que había pasado "Estaba esperando a Elena e Ignacio cuando me atacaron y dijeron algo que sería la carnada ¿Qué estará pasando? ¿Por qué yo?"
Elena con Ignacio cansados llegaron finalmente a la casa azul del gobernador, hasta que una voz familiar los alertó
-¡Elena! ¡Ignacio! ¡Estoy aquí!-
Era Patricia quién estaba a siete personas de ingresar a la caja.
-¡Mamá! ¡¿Dónde está Francisco?!- Corrió Elena acercándose a su madre.-
-Te esta esperando en la plaza, apúrense-
-Ignacio vamos a buscar a mi hermano...Por cierto mamá, no entres aún a la caja, debo explicarte muchas cosas pero primero debo ir por mi hermano-
-¿Pero porqué si falta tan poco?-
-No entres hasta que yo llegue ¿Entendido?-
-Sí hija, te lo prometo, pero no queda mucha gente...-
-¡No entres mamá!-
-Bien, pero no grites que asustas a la gente-
-Deberían hacerlo-
Corrió Elena nuevamente con Ignacio en dirección a la plaza donde debería estar Francisco, Elena mientras tanto pensaba "No debían separarse, debían permanecer juntos, espero que el tiempo nos juegue a favor". Al llegar a la plaza no había nadie así que comenzaron a gritar su nombre.
-¡Francisco ¿Dónde estás?!-
-¡Francisco! ¡Francisco ya llegamos!- gritó mientras tanto Ignacio, pero Francisco no aparecía por ningún lado.
-¡Nos tardamos mucho! ¿Qué haremos ahora?-
-Esperemos acá, quizás fue a la casa y no nos encontró, debe venir cerca-
-¿Y si le pasó algo?-
-Imposible, las naves no funcionan de día-
-Tienes razón-
Francisco notó que estaba cerca de donde lo atacaron porque logró escuchar los gritos de su hermana, intentó contestarle con gritos esperando que lo escucharan, de pronto los gritos de Elena e Ignacio cesaron y sintió un ruido en el auto.
-¡Aquí estoy hermana, sácame de aquí!-
-Así que la niña que está en la plaza es tu hermana...Esto lo hará más interesante-
Apareció de pronto la mujer de blanco con una sonrisa inquietante.
-Francisco es tu nombre...Francisco sabes que hoy serás recordado por muchos, es un día muy importante para ti, deberías sentirte honrado de...-
Francisco le escupió la cara.
-¡Bien imbécil! ¡Yo quería hacer las cosas más fáciles para ti, pero te lo buscaste!-
Cerró la puerta del auto, se subió en el y comenzó a conducir en dirección a la casa azul del gobernador.
Elena se asustó con el ruido del auto y se quedó observándolo, cuando dio la vuelta en la plaza notó como una persona estaba apoyada en el vidrio del cristal con sangre en la cabeza.
-Ignacio, ahí llevan a alguien herido y van en dirección al punto de encuentro-
-Seguro alguien en el apuro de salir se golpeó con algo-
-¡Debemos ir a ver! Puede ser peligroso, mi mamá está ahí-
-Esta bien, anda a ver, yo me quedaré acá esperando por tu hermano, ya que insisto en que no debe ser preocupante-
-Bien...Tienes razón, volveré con mi mamá en minutos-
Elena siguió el auto, el auto se detuvo frente al punto de encuentro, se bajó una mujer de blanco con un casco que no permitía ver su rostro, finalmente llegó al lado de Patricia.
-Mamá, ese auto es extraño-
-Sí ¿Qué pasará?-
-Tienen a alguien...-
La mujer de blanco abrió la puerta trasera del auto, sacó a alguien del auto y lo llevó con la cabeza agachada justo frente a las personas que esperaban ingresar a la caja metálica.
Elena y Patricia reconocieron a la persona que venía.
-¡Francisco!- Gritaron al unísono.
-¡Las amo!- Fue lo último que alcanzaron a escuchar después que la mujer de blanco presionara un control en dirección al cielo y gritara "Ustedes se lo buscaron", un destello cegó la vista por segundos a todos quiénes estaban ahí, al abrir los ojos, todos fueron testigos de como el cuerpo de Francisco quedó en pedazos, así como Luna y Quetzal, una vez más los globos blancos eran más peligrosos de lo que esperaban.
La gente comenzó a correr entrando de manera desesperada las cajas metálicas, Elena y Patricia corrieron en dirección a la mujer de blanco pero no la alcanzaron, dos hombres las tomaron por sorpresas y las ingresaron a la fuerza entre gritos y llantos a una de las cajas metálicas.
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Puente
Science FictionUna noche de acontecimientos extraños detonó el cambio y curso de cualquier vida en la ciudad por dos polos opuestos que chocaban entre sí, cada uno buscando lo mejor según sus pensamientos, cada uno separados por un puente.