Dejame En Paz ||•Chrisdiel•|| (PAUSADA)

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Abrí los ojos. Joel quedo boquiabierto y frunció el ceño. Al parecer Erick se fijó de nuestra presencia, porque a medida de que se alejaba, se puso pálido y se debilitó en medio del "columpio". Todo sucedió como en cámara lenta.

—Tiene que ser una broma...—rió el mexicano viendo la foto que le sacó al trapecista—no...no no y ¡no!—gritó viendo a Erick en la foto.

El cubano perdió el equilibrio y cayó en la maya gigante. El público dio un grito de horror. Todos los que se presentaron en actos anteriores salieron del telón a ver al menor, quien estaba aún tendido en las cuerdas, intentando mantener la respiración mientras miraba el techo de la gran carpa.

Escuche un ruido a mi lado. Joel había empezado a correr directo a la salida, sin importarle la gente a la que pisaba.

—Disculpe...lo siento, perdón, perdón—iba disculpandome mientras pasaba frente a las personas.

Por fin llegué a la salida, y mi mejor amigo comenzó a caminar rápidamente. Corrí hasta llegar a su lado y toqué sus hombros.

—¡Joel!

—Zabdiel...dime que es broma.

Aplane mis labios y negué lentamente. Dejamos de caminar.

—Joder...¡Que puta rabia!—gritó Joel agarrando su cabello con fuerza—¡Como no me di cuenta antes! ¡Trabaja en un puto circo! ¿¡Sabes lo que significa!?

—¡Tal ves necesita dinero para mantener a su familia!—dije.

—¡Exacto! Y como necesita dinero, ¡me coquetea para que después yo caiga rendido a sus pies y así, robe todo mi dinero!

Quería reír...Joel siempre sacaba estupideces de su cabeza. Todos sabían que era de familia adinerada, y lo molestaban diciéndole "niño rico".

—Jo...

—No, Zabdi, me decepcione. Si lo hubiese contado antes no hubiese pasado esto.

Lo dejé ir. Sabia que necesitaba estar un rato solo para reflexionar lo ocurrido. Mientras tanto, Erick venia corriendo detrás.

—¡Zabdiel!

Se acercó con lágrimas en los ojos. Hice una mueca de pena y acaricié su cabello.

—M-me odia...—dijo en un hilito de voz.

—No, Er...tiene que reflexionar, nada más. Sólo malinterpretó todo.

El cubano bajó la mirada y secó sus lágrimas.

—Pero...¿quien querría ser amigo o salir con un trapecista?

—Chris es tu amigo—sonreí—y yo también me estoy convirtiendo en tu amigo...Jo te quiere, pero esta confundido.

Y Erick sonrió.

—¿En serio?

—¡Claro! Solo deja que se le pase.

—Gracias, Zabdi...

—De nada Er, para eso están los amigos—dije dándole un suave codazo amistoso.

***

Llamé millones de veces a Joel, y no contestó.

Hasta fui a su casa a pie. No quedaba taaan lejos (nótese mi sarcasmo), pero había una loma gigante. Al llegar, toqué la puerta, y Gabriel, su hermano menor, abrió.

—Joel dijo que te dijera que no estaba—dijo el mexicano.

Dentro de la gran casa de mi mejor amigo pude escuchar carcajadas de Israel y Emanuel. De seguro escucharon la cagada que se mando Gabo.

—¿A si?—dije con una ceja alzada y una sonrisa—pues dile a tu hermano que deje de ser idiota y que se de cuenta de que me preocupa.

Y me fui, cabreado.