Nada por aquí, nada por allá - Black Rabbit

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Desde que tengo memoria recuerdo haber estado solo; viví en orfanatos, en las calles, en casas abandonadas, en predios sin construir y en algunas iglesias de diversas religiones. Jamás hice una gran amistad en estos lugares, porqué a pesar de que la solidaridad era lo que nos mantenía en pie. Tenias que mantenerte alerta y con mentalidad pobre como todos. Ya que si alguien buscaba salir adelante o comenzaba a lograrlo, era víctima de el egoísmo de los demás, como si fuesen perros hambrientos alrededor de un gato indefenso. Varías veces me robaron los que creía mi familia, y en otras ocasiones fui abandonado por los mismos.

Desde mi pubertad tuve problemas con la autoridad y me busque mi propio camino basado en ideales ególatras… yo , después yo y al final yo. Si quería sobrevivir en este mundo debía ver solo por mí. Así que una noche deje todo atrás, robe dinero y me compré un boleto de autobús a la ciudad más cercana. Si iba a morir de hambre serie a base de mis tontos ideales, y con mis propias desiciones.

Después de un tiempo de caminar por el nuevo mundo que se descubría ante mí, me convertí en un lobo solitario que cada noche rezaba a la luna, para que le permitiera despertar al día siguiente. Con el paso de los meses el lobo solitario se transformó en un fantasma de mí, un ser invisible que aprendió las artimañas de jamás darse a notar. Si saben que existes, sabrán a quien apuntar el dedo cuando les falte algo.

Hasta que una mañana, mientras recorría el mercado de la ciudad, y me ocultaba entre la multitud para robar a un señor con lentes oscuros y gabardina elegante todo cambio <<honestamente pensé que iba borracho o con rezaca>>. Ya cuando había hurtado su cartera e iba por su reloj, él tomó hábilmente mi brazo y me dijo.

- error número uno, tratar de robarme a mi. Error número dos, creer que era igual de ingenuo que los demás. Error número tres no crear una distracción oportuna. Y error número cuatro perder un tiempo yendo por el reloj.

Pensé que había terminado mi camino de libertad… pero me equivoqué. ahí comencé mi verdadero camino.

Resultó que aquel personaje enigmático era un mago callejero muy famoso en toda la zona sur del país. Se hacía llamar White Rabbit, y cada vez que realizaba un acto de magia la gente se quedaba asombrada. Lo cual hizo que White y yo crearamos una sociedad: El realizaba actos en plazas publicas y yo me escondía en la multitud para robar a los espectadores. Y a pesar de que nuestra sociedad perduro durante varios años, White jamás quiso aceptarme como su aprendiz de mago, hasta que una noche de Octubre, mientras realizabamos un trabajo de rutina en una plaza a las 9 de la noche, un grupo de policías encubiertos pararon el acto de White, diciendole que estaba bajo arresto, ante los ojos atónitos de todos, White desapareció ante nuestros ojos entre una explosión de confeti. En ese mismo instante detrás de mi la voz de White me decía
- Debemos irnos - mientras tomaba mi brazo y me llevaba por callejones hasta llegar a nuestra guarida.

Una vez en la guarida White me dió una gran cantidad de dinero y me dijo que nuestra sociedad se rompía en esa noche.

Antes de que pudiera decir algo, White me miró, sonrió y diciendo casi en un susurro sus palabras mágicas, desapareció ante mis ojos, sin estallido, sin humo, sin destellos... solo desapareció.

Escuche mucho escándalo en la zona, así que salí corriendo por la puerta trasera sin voltear atrás. Cuando estaba a punto de salir del segundo callejón ví ante mí, dos hombres con gabardina y sombrero de copa. Pero en un segundo desaparecieron. Pensé que el miedo me hacía ver visiones( Pero ahora sé quienes eran aquellos hombres y por qué no me prestaron atención).

Después de correr por media hora, comencé a escuchar pisadas de perros, probablemente entrenados para seguir mi rastro. Mi aliento comenzó a faltar, mis piernas gritaban de cansancio y en un segundo me desplome en la entrada del metro. En ese momento la gente me veía con repudio y con tristeza. Los ladridos de los perros se escuchaban cada vez más cerca, y cada vez más cerca, hasta que los escuchaba a los pies. Pensé que era mi fin. Quise desaparecer en ese instante como White. O solo tener el tiempo suficiente para salir de ahí.

Cerré mis ojos y poco a poco los ladridos fueron haciéndose más alargados, las pisadas más lentas y las voces más silenciosas. Abrí mis ojos y todos estaban con expresión de miedo, a mis pies los perros de raza doberman a centímetros de morderme y todo el panorama como en uno de los actos de magia de White donde detenía el flujo del agua. Creí que era obra de White, pero después comprendí que algo más me daba otra oportunidad. Busque una lata de pintura, escribí Black Rabbit en el piso donde me encontraba y me aleje de lugar cuando estuve bastante lejos, dije "Rabbity kaplum" y cerré mis ojos. Los ruidos regresaron y el tiempo volvió a su flujo original.

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