-TRES-

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26 de febrero

00:47 am.

Toda la situación estaba tensa, la chica que al parecer se llamaba "Ley" seguía sin mirar al tipo, y este solo quería hablarle.

-Tu sabes que yo nunca te haría daño a ti.- En definitiva el moreno estaba muy desconcertado por todo y ella no dejaba de llorar.

Me deprimía ver estas cosas, no quería observar como una pareja terminaba su relación fuera de mi casa.

Tenía muchas ganas de sacar mi cabeza por la ventana y gritar; "¡DILE QUE LA AMAS IDIOTA!" a todo pulmón.

-Te estás destruyendo.- Susurro nostálgica la chica de cabello negro, no entendí mucho a que se refería concretamente pero era algo grave.

-No digas eso por favor...- Me sorprendió como el chico se inclinó para acercarse a ella, y esta se corrió rápidamente como si le tuviera cierto miedo.

Okey, las cosas ya no son tan románticas ahora.

-No puedes asustarte, soy yo.- El seguía insistiendo en acercarse a la chica, pero ella lo rechazaba casi sin pensar.

-Aléjate de mi.- Murmuró con pánico y temblando, las calles estaban vacías, nadie podría ir a ayudar si la situación sé descontrola.

-¡Mierda!.- Ahora yo estaba asustada, el tipo se había molestado, se veía bastante alto y un tanto mayor, con una fuerza muchísimo mas grande a la de ella.

-¡Vete maldito idiota!.- Ley no estaba ayudando con esto, empeoró la situación aún más. El "idiota" trato de agarrar a la chica que seguía insultandolo, pero está claramente se rehusó y sacudió su brazo hasta sacárselo de encima.

-Maldita zorra, no vuelvas esta noche a casa sabes. No quiero ver tu puta cara nunca.- Esas fueron las últimas palabras que este dijo antes de irse, camino unos cuantos pasos y se subió molesto a un viejo auto negro, que ni siquiera había visto. Encendió el motor de este y paso sumamente cerca de Ley, a una velocidad super alta.

Luego de esa situación tan estresante para ambos, ella cayó sin fuerzas al suelo, en plena calle pero eso no fue todo, solo dos segundos en la acera y un grito lleno de frustacion salió de si, acompañado de llantos nostálgicos y balbuceos cortados.

-Oh Dios.- Caí en constancia de que eso era sumamente peligroso para ella, así que corrí con todas mis fuerzas fuera de la casa, salí tal y como estaba, en pantuflas y pijama.

Llegue a los pocos segundos, al verla más de cerca note todo su maquillaje corrido y ropa sucia, estaba toda desarreglada y demasiado triste.

-Oye...- Me puse de rodillas y toque un poco su espalda, también note otra cosa, tenía frío.

El clima estaba verdaderamente horrible. Al borde de una llovizna.

Se asustó un poco al sentir mi mano y reacciono alejándose rápido de mi, era de esperarse.

-Tranquila, no te haré daño.- Aclaré al darle su espacio, nunca antes me había encontrado en una situación así.

-No me das miedo niña.- Gruñó al sentarse y arreglar un poco su cara, fingiendo que nada malo estaba pasando. Su humor había cambiado drásticamente y ahora se encontraba a la defensiva.

-De acuerdo... ¿Puedes pararte? Vivo aquí, si quieres puedes entrar y tomar algo caliente.- Señale mi casa, ella me miro con desagrado y no contesto, pero aún así trato de pararse sin mi ayuda, cosa que no logro y volvió a tropezar, sus piernas estaban débiles por el frío.

-Solo Resultados- /BTS/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora