-También lo amas a él.- Golpeó con fuerza el timón
-No puedo evitarlo, pero creo que lo amo más a él... Lo siento- Susurró en un sollozo
-Si no me disparan... Me matarás tú.- Sus ojos se cristalizaron
-Nos matarán a los dos.- Gritó
-Te equivocas...
-T/N: Que asco.- Aventé la comida al suelo y no pasó ni un segundo para que Jay ya me tuviera tomada del cabello
-JP: Ahora por estúpida te la comes del suelo.- La escupió y me sujeto del cuello al notar que no lo obedecería -¡TE ACABO DE DAR UNA MALDITA ORDEN!.- Mi tiró a la cama haciéndome golpear en la cabeza
-T/N: Tragatelo tú, maldito imbécil.- Sentía que mi cabeza iba a explotar -TE ODIO, ENFERMO DE MIERDA.- Rió con cinismo y vi como acomodaba e inhalaba unas lineas de cocaína sobre la mesa, mientras en eso yo intentaba limpiar la sangre de mi nuca, todo estaba en un silencio infernal
-JP: ¿Maldito enfermo Lee ____? ¿Quieres probar como es un maldito enfermo?.- Me levanté mientras este hablaba y empecé a correr al baño donde el rápidamente me alcanzó. Estúpidamente empezamos a forcejear ignorando que obviamente él era mucho más fuerte que yo, aún así pude cerrar la puerta pero él con su fuerte mano en la manija no dejaba que pusiera seguro -Abre la puta puerta _____.- Empecé a sollozar y entre gritos algo débiles pedía ayuda. Además de las maldiciones de Jay, se escuchaba desde la habitación vecina a Yoomi gritando mi nombre y golpeando su puerta, quería correr y refugiarme en ella como lo solía hacer cuando eramos niñas. Al perderme en mis vagos pensamientos Jay aprovecho y abrió la puerta de una fuerte patada haciéndome caer al suelo pero levantándome de inmediato
-T/N: Suéltame Park, déjame tranquila, te lo ruego.- Cubrió mi boca con su mano y empezó a besar mi cuello, lo único que podía hacer era llorar mientras sentía repulsión a causa de sus manos tocándome por todas partes -Me repugnas.- Intenté alejarlo con un rasguño en el rostro y funcionó, se recostó en la pared cubriendo el rasguño. Corrí moribunda y a punto de desmayarme a la puerta de la habitación, era mi única oportunidad de salir, pero desgraciadamente me encontré con un candado
-JP: Eres una perra imbécil, te arrepentirás.- Empecé a gritar el nombre de Gray por alguna absurda razón, pensé que tendría algo de lástima o compasión y me ayudaría. Sentí de nuevo las manos de Jay en mi cabello -Te advertí que no me provocaras.- Me arrastró a la cama subiéndose en mi cuerpo para dejarme inmóvil -No forcejees, quédate quieta... O juro que mato a tu niño bonito.- Rasguñé y golpee su cuello y torso sin importarme que hiciera conmigo, no dejaría que nadie me tocara si no es Kim Jiwon, y estoy segura que moriré antes de que otro hombre me toque -Ish.- Gruñó -Puta estúpida.- Golpeó mi cabeza fuertemente
Me desperté con un dolor insoportable en el rostro, mis ojos no enfocaban nada, todo era nublado. Intenté moverme pero sentí un jalón en mi muñeca derecha, miré mi mano y tardé unos segundos para enfocarla bien, estaba amarrada a la cama con una soga gruesa. Con mi mano izquierda toque mi cuello y ya no estaba corriendo sangre por este, estaba completamente limpia y podía oler el perfume de Jay Park en mi cabello. Miré mi cuerpo, llevaba lencería
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-JP: Hasta que despertaste mi bonita, llevas dos horas durmiendo.- Gire mi cabeza con dificultad y me lo encontré con la mirada algo perdida acompañado por siete botellas de cerveza vacías y más cocaína sobre la mesa