6.- Día

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Creí que cuando mis primos llegaran, sentiría felicidad y alivio, lo que no esperaba era el dejo de preocupación o tristeza con la que vinieron acompañados

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Creí que cuando mis primos llegaran, sentiría felicidad y alivio, lo que no esperaba era el dejo de preocupación o tristeza con la que vinieron acompañados. La criatura aún estaba sanando, por lo que no pudo hacer nada cuando ellos entraron por la fuerza y le dispararon. (Estaban frente a mí, pero sabía que la puntería de ambos evitaría que me hirieran también.)

Tal vez hubiera logrado escapar si no se hubiera lanzado directamente contra ellos, pensé que era una medida desesperada hasta que vi que Nik traía a Lia del brazo. La soltó para ayudar a liberarme pero Serch la atrapó cuando intentaba salir. Ya me encargaría de decirles que ella era una simple prisionera y que la dejáramos libre.

La tristeza que sentía se acentuó cuando Serch iba a matar a la criatura y, antes de pensarlo mejor, les dije que era creación de Velkian y que podíamos utilizarla para llegar a él. Surtió efecto y pronto ella estuvo totalmente inmovilizada.

—Puedo caminar, mejor detén a Lia.

Sin soltarme, Nik estiró el otro brazo y la chica tomó su mano dócilmente.

—¿Cómo te sientes Misha? ¿Estás muy herido? —me preguntó mientras salíamos.

—No demasiado, algo mareado pero nada grave —dije para intentar tranquilizarlo.

—Temíamos haber llegado tarde —dijo Serch volteando hacia atrás—. Estuvimos como locos buscándote.

—Llegaron justo a tiempo, hoy la criatura estaba bastante debilitada.

—La hubiéramos aniquilado aunque estuviera con todas sus fuerzas —se ufanó Serch.

Llegamos a la gran camioneta. Mientras Serch arrojaba a la criatura a la cajuela, Nik nos abrió la puerta trasera. Me dejé caer pesadamente, mis músculos agradecieron el descanso de permanecer sentado de forma cómoda. Cuando Lia fue subida a la camioneta se apresuró a acurrucarse a mi lado, cosa que me sorprendió pero la abracé de todas maneras pues temblaba y sollozaba quedamente.

—Pensé que yo no te agradaba mucho —le susurré mientras Nik daba la vuelta para subir por la otra puerta.

—Fue mi culpa... yo temía que tú los atrajeras y al final yo fui quien ocasionó esto...

—Tranquila pequeña. Esto no es tú culpa, era inevitable que ocurriera. Ahora debes pensar en cómo seguir adelante.

—¿Y qué hay de esa chiquilla, Misha? —preguntó Sergei mientras se subía en la parte del conductor y nos miraba por el retrovisor—. ¿Es una puta de chupasangres?

Lia tembló con mayor fuerza al escucharlo.

—No creo, parecía que la tenía solo como sirvienta y fuente de alimento. —Eso no podría ocultárselos—. Pero es demasiado joven para ser algo más. Creo que era solo un rehén.

—Correcto. En cuanto nos confirme algunas cosas veremos qué hacer con ella —dijo Nik, y aunque sus palabras sonaron amenazantes, yo sabía que hablaba de dejarla libre de alguna forma segura—. Déjame ver tu cuello Misha.

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