3.- Noche

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Esta vez Mihail tardó más en desvanecerse, supongo que la comida y el descanso lo habían fortalecido

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Esta vez Mihail tardó más en desvanecerse, supongo que la comida y el descanso lo habían fortalecido. De nuevo sus forcejeos por soltarse despertaban mis instintos y me instaban a seguirme alimentando hasta que mi presa me entregara su muerte a través de su última gota de sangre, no sé cómo logré separarme de él en cuanto se desmayó.

Le indiqué a la pequeña Lia que recogiera todo mientras me servía una copa. Mi pequeña estaba tan ansiosa por complacer que incluso se ofreció a prepararme ella misma la bebida. Con una sonrisa le permití hacerlo, mientras yo salía a dar una rápida ojeada a la zona, después de volver a colocar a Mihail en la cruz.

Me alejé de donde había capturado a Mihail en primer lugar, pues pude sentir que sus primos buscaban cerca de allí, y revisé a consciencia la zona cercana a mi guarida, no había ningún peligro cercano, aunque me intrigo por un momento la presencia de Velkian, que rondaba no muy lejos.

Cuando regresé a la guarida (fijándome muy bien en que los cazadores no estuvieran cerca) la copa ya me esperaba tibia y deliciosa. Mihail seguía inconsciente aunque sabía que no tardaría en despertar.

Lia me esperaba de pie y muy derechita en la entrada de la habitación, no se movió cuando llegué a sentarme en el sillón y di un trago al delicioso vino que tenía. Después de casi un año de estar en mi casa, Lia había aprendido muy bien mis gustos y costumbres; le hice un gesto para que se acercara, ella corrió a arrodillarse frente a mí.

—¿Qué voy a hacer contigo pequeña mía? Me has desobedecido y podría creer que has confabulado en mi contra —le dije en voz baja

—¡No! Mi Lady, yo jamás con...cofa... haría algo en su contra.

No pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro.

—¿A no? ¿No quieres entonces que este humano te libere? —Extendí la mano para acariciar su castaño cabello.

—¡No! Como le dije a él, no necesito ser salvada ni liberada. Yo estoy aquí por voluntad propia y quiero quedarme. —Levantó la vista y me miró con aquellos enormes ojos almendrados, que en esos momentos estaban al borde de las lágrimas—. Puedo quedarme ¿Verdad, mi Lady? Por favor.

—Claro que sí, mi pequeña, todo el tiempo que tú lo desees. Anda, descúbrete y ven a mí.

Lia ya conocía muy bien la orden, y pude notar la expectación que sentía mientras se quitaba el collar y se acercaba un poco más a mí. La tomé por la nuca con una mano y la abracé por la cintura con la otra, para pegarla más a mi cuerpo. Sentí sus brazos rodear mi cuello y su cabeza recargada en mi hombro, lo cual me daba libre acceso a su cuello.

Justo antes de hincar mis dientes pude escuchar como Mihail despertaba, sonreí sabiendo que verme alimentarme lo enfurecería más, y mordí aquel tierno cuello. Lía me abrazó más fuerte mientras yo bebía unos cuantos sorbos de su apetitosa sangre. Pude escuchar que Misha se revolvía y maldecía de nuevo. Después de solo un par de tragos cerré la herida con mi lengua y separé a Lia de mí, deteniéndola de los hombros mientras salía del trance.

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