Capítulo 10:
Comencé a meter mi mano libre dentro de su ropa, empujando su buzo hacia arriba. Estaba decidido que se lo iba a quitar todo. La besaba y me costaba trabajo desvertirla con éxito.
-Para- musitó de golpe y me alejé bastante, arrodillándome entre sus piernas. Se incorporó y me miró. Sus ojos refulgían llenos de éxtasis y emoción. Fruncí los labios dentro de la boca.
Desató su cabello y se lo acomodó volviéndolo a atar. Se puso de pie, y me sonrió abiertamente.
-Vamos, sígueme a la carpa antes de recuperar la cordura- me dijo y le sonreí. Más desesperado de lo que quisiera admitir, corrí tras ella dentro de la carpa. Estaba todo muy oscuro, pero no importaba ya.
Me acosté con ella encima mío, y comencé a quitarle el buzo con ambas manos, por encima de la cabeza. Luego seguí con su remera, y con su sostén. Entonces noté que no se sentía avergonzada, a pesar de su desnudez frente a mi, ¿Habría sido la luz? ¿O la forma expectante en cómo la miraba? Ahora daba igual, bajé mi boca y envolví uno de sus pezones con los labios, succionando con suavidad. Ahogó un grito, y me la imaginé cerrando los ojos. Estaba sosteniéndose con las uñas clavadas en mis hombros, entonces yo usé mi mano libre para envolver su otro pecho. La situación no sólo estaba volviéndose muy caliente, sino intensa, y mi desesperación iba en aumento. Me quitó el buzo, desprendiéndome de mi arduo trabajo. Siguió con mi remera y perdí los estribos. La recosté y sentado entre sus piernas acabé de quitarle el pantalón y la ropa interior. Y ella, que me miraba entre aterrorizada y excitada, se irguió e hizo lo mismo conmigo.
¡Ya estaba todo listo! Entonces me vino a la mente, la peor de las mierdas posibles... No tenía protección. Siempre la llevaba a todos lados, pero justo ese día, justo para esa noche, no. Porque no pensaba tener sexo con ella. Me acosté encima de Lux, y mientras la acariciaba y le besaba el cuello, reflexionaba si debía decírselo, o seguir adelante y cumplir con mi cometido. Suspiré contra su cuello.
-Tengo... Algo... Que decirte. Algo malo- hablé muy despacio, entre besos contra su tibia piel. Ella negó con la cabeza.
-Sh- me chistó -Sé lo que pasa, no me importa. Sigue- habló en gemidos, tan ahogados que apenas le entendí. Pero el "sigue" mi mente lo capturó enseguida.
Entonces decidí que era hora de ponerme en marcha. Bajé una de mis manos a su entrepierna, y comencé a masajearle firme pero sin presionar demasiado. Recordé lo que me había dicho. Sobre que Eilán la presionaba para tener sexo... Y ella estaba allí, accediendo a tener sexo conmigo ¡Sin protección! Y pensar, que hace poco pensaba que me detestaba.
Cuando la sentí lista, no dudé demasiado, y penetré en ella sin preámbulo, hasta el fondo, sintiendo el límite. La oleada de calor que me subió fue delirante, sin mencionar su gemido y la manera en que clavaba sus uñas en mis antebrazos. Me acerqué a ella, y me sostuve sobre los codos, a cada lado de su cara. Me soltó los brazos, y envolvió mi cuello en un abrazo de manos, atrayendo mi rostro al suyo, y besándome con ardor.
Respiraba entrecortada, y yo también. Estaba siendo un poco brusco en mis embestidas, y opté por reducir el impacto, cerraba mis labios sobre su boca para que no me oyera gimiendo. Estaba enloqueciendo. ¡Estaba dentro de Lux! Frené el vaivén, para no venirme tan pronto en ella. Masajeaba sus pechos, y le besaba el cuello. De pronto, me empujó y sin separar su pelvis de mi cadera, se montó sobre mi.
...
Okay, esa chica iba a matarme. Me besaba ella el cuello a mi, y comencé a estremecerme con una pequeña sonrisita plantada en la boca. Me excitaba muchísimo que lo hiciera, moviéndose sobre mi a la vez, pero me divertía que hubiera decidido tomar ella las riendas. Empezó a moverse con un poco más de ritmo y velocidad, y yo me estremecía, mordiéndome el labio inferior y mirándola, con los ojos como rendijas. Luego, se le ocurrió subir, pero bajando muy, pero muy despacio sobre mi, sosteniéndose con las palmas planas sobre mi duro estómago, y eso era mucho peor que la velocidad. La sentía milímetro a milímetro, húmeda y caliente. Comencé a notar lo cerca que estaba de mi orgasmo. Sí, exacto. No una simple eyaculación. Ella se movía y frotaba con decisión sobre mi, y cuando la recorrí con la vista, finalizando en su rostro, noté que llevaba la cabeza echada hacia atrás, con la boca entreabierta y los ojos fuertemente cerrados. Esperaba con ansias que aquello significara un próximo orgasmo. Sería muy patético si acababa antes que ella.