Capítulo I

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Destino, eso debió haberme llevado a esa calle aquel día.

-    Maldición – dije alejándome del asco de coche que tenia, esta ya era la quinta vez que me dejaba botado en lo que iba del año y para empeorar la situación me encontraba muy alejado de mi zona de la ciudad. Absolutamente lo iba a mandar al basurero en cuanto lograra sacarlo ahí.

        Me detuve en la calle principal tratando de conseguir un taxi cuando una nostálgica melodía perforo en mis oídos.

      Hermosa. Fue mi primer pensamiento nostálgica pero muy hermosa, algo dentro de mi interior se encendió en ese momento estaba completamente seguro de haber escuchado esa misma tonada antes pero ¿Cuándo? ¿Cuándo había escuchado antes algo tan maravilloso? No pude evitar ser atraído por el sonido cosa que me llevo hasta una de las calles laterales a la principal.

            Ahí había una gran multitud de personas observando fijamente el interior de lo que parecía una tienda de instrumentos. Me acerque lo más que pude hasta que visualice a través de los ventanales. Me maraville enseguida ya que ahí frente a un magnifico piano de cola estaba una niña de unos cinco años tocando muy concentrada aquella canción.

            Como si un rayo me hubiera atravesado el recuerdo de una escena similar se coló en mi cerebro hasta que todo a mi alrededor se trasformo en el antiguo auditorio de la universidad donde repartí clases hace tanto años y frente al piano ya no se encontraba la niña sino una joven de hermoso cabello castaño tocando con una sonrisa en los labios aquella triste canción.

            No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas cuando volví a la realidad, había enviado los recuerdos de Ella tan profundo en mi corazón que lo había olvidado por completo pero al volverla a traer de vuelta fue extremadamente doloroso. Cerrando fuertemente mis ojos me negué a volverla a dejarla entrar, así siempre había sido más fácil. Traté de alejarme de aquella tienda pero mis pies no reaccionaron, como si quisieran quedarse un poco más atormentándome con el recuerdo. Cuando por fin estuve dispuesto a irme la melodía paro, una ronda de aplausos estallaron a mi alrededor haciendo que la niña volteara sorprendida a su público.

            Estaba completamente asustada de todas las personas que la observaban, sus regordetas mejillas se tornaron rojas como una manzana y sus ojos se encontraban mirando sorprendidos a todas aquellas personas. Algo en ella me resulto completamente familiar pero no lograba relacionarla con nadie al que conociera. Sin decir una palabra salió corriendo a lo que parecía ser la trastienda mientras que un grupo de empleados comenzaron a despejar la zona.

           Cuando uno de los trabajadores de la tienda, muy joven en realidad, se me acerco para que me retirara no puede evitar preguntar.

-          Disculpa, ¿acerca de esa canción…

-          Una autentica maravilla ¿verdad? – me interrumpió – es la canción favorita de la dueña, su hija es la única que puede tocarla, resulta que es un melodía perdida.

-          ¿Una melodía perdida? – pregunte extrañado.

Con un brillo de emoción en los ojos se acerco más a mí y me susurro.

-          Se dice que de esa canción solo hubo una partitura, su autor que estaba en la etapa terminal de una enfermedad mortal la dejo como último legado y la partitura paso a manos de sus familiares, pero con el paso del tiempo esta fue destruida por lo que la canción paso al olvido. Hoy en día pocos logran interpretarla y todas estas personas sin ninguna partitura del cual guiarse como si hubieran nacido con la canción escrita en el corazón o algo así, ¿no es impresionante?

Si el chico estaba diciendo la verdad, era completa y absolutamente impresionante. - ¿Puedo hablar con la dueña?

-          Claro – con una sonrisa abrió la puerta de la tienda y espero hasta que yo pasara para después desaparecer por la misma puerta por lo que la niña había salido huyendo.

            ¿Una melodía perdida? Algo completamente curioso y extraño, yo era científico por lo que las cosas que no tenían lógica no tenían cabida en mi mundo pero la imagen de Ella volvió a mí con tanta fuerza que no pude pararla, la pude ver sentada nuevamente en el piano tocando la canción pero como había dicho el chico en el mostrador no había ninguna partitura como si de alguna forma extraña la canción saliera de sus dedos, antes de volver en si el perfil de Ella se reflejo por unos segundos más en mi cabeza por lo que su recuerdo me miro amorosamente con sus hermosos ojos cafés.

            Era suficiente. Me dije mentalmente si seguía por ese camino iba a desatar todas las emociones que durante años me negué a dejar salir, Ella tenía que quedar en el pasado, si quería seguir viviendo la tenía que olvidar, no era lo que siempre me decía, durante años me atormente tratando de decirme que lo que había hecho era lo correcto por lo que no iba a dejarme vencer por el simple recuerdo que me traía una niña.

-          ¿Lo puedo ayudar en algo?

         Me gire rápidamente para encontrarme con una mujer bastante joven de largo cabello rubio con una pequeña niña agarrada fervientemente a su jean oscuro. Les sonreí a ambas tratando de quitar de mi gesto cualquier expresión que notara en lo que estaba pensando anteriormente y le ofrecí mi mano a la madre.

-          Un gusto conocerla, Ethan Harper – dije estrechando la mano que ella me había aceptado.

-        ¿Ethan Harper? – pregunto un poco sorprendida, luego se recupero rápidamente y me correspondió la presentación. – Cameron Brown, y esta de aquí es Melody, saluda princesa.

        La niña me miro por unos segundos tratando de evaluarme con sus increíbles ojos cafés, bastante divertido por su actitud le sonreí y ella se sonrojo. – Mucho gusto – dijo con una tierna vocecita.

-     El gusto es mío – le sonreí nuevamente y luego volví a ver a su madre. – Espero no haberla interrumpido.

-          No se preocupe – dijo rápidamente – siempre pasa lo mismo cuando Mel toca esa canción, las personas están muy interesadas en su talento. – Miro con ternura a su hija, se notaba que estaba muy orgullosa de ella.

            Viéndolas a las dos juntas no se parecían mucho, Melody tenía el cabello castaño y los ojos cafés muy obscuros mientras que Cameron era rubia y sus ojos eran muy azules, sus facciones tampoco coincidían mucho pero tal vez la niña era muy parecida a su padre. – Esa canción es hermosa pequeña – dije dirigiéndome a la niña mientras que esta se sonrojaba aun más – tienes un gran futuro por delante.

-          Gracias – dijo casi imperceptiblemente y me sonrío un poco por lo que me sentí completamente complacido.

            Cuando volví a mirar a Cameron me estaba observando detenidamente como tratando de relacionarme con alguien, yo no la conocía estaba completamente seguro de ello, siempre he tenido buena memoria para las personas, mi profesión como docente así lo requería por lo que espere a que ella terminara su evaluación tranquilamente.

-          ¿No es la primera vez que escucha esa canción, verdad?

            Me pareció un poco extraña su pregunta pero aun así respondí – No, ya la había escuchado anteriormente.

-          De Lucy ¿cierto?

            Sentí como si una daga hubiera sido clavada en mi pecho cuando la nombro. Durante años había evitado con todo mi ser nombrar ese nombre, “Ella” parecía más indicado para mi cerebro, el dolor era menor cuando esas cuatro letras no rondaban en mi mente.

Cameron no espero por mi respuesta, yo no la tenía.

-          Ella era la única que tocaba esa canción antes que Melody, era mi mejor amiga.

            ¿Era? La palabra se repitió en mi cerebro un centenar de veces antes de repetirlas en voz alta - ¿Era?

-          Lo lamento mucho, profesor.

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