Capítulo IV

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            Estaba parado en medio de mi salón de clases de Ciencias Avanzadas terminando una de las clases de química, el grandulón de la primera clase no había aparecido más por aquí por lo que asumí que lo expulsaron de mi clase. 

Los nuevos estudiantes eran diamantes en bruto, increíblemente brillantes hasta que salían del salón de clases y se volvían monos gigantes, la chica que había defendido en la puerta siempre estaba en mi clase pero nunca trataba de interactuar en ella, se la pasaba viendo la ventana mientras que tamborileaba una canción con su lápiz.

            No era que le prestara mucha atención en realidad simplemente no lograba encontrar la lógica a que sin prestar ninguna atención sacara tan buenas calificaciones.

            Lucy Wanner. Ese era el nombre de la chica, sabía desde el primer día que ella estaba en la universidad por sus notas en preparatoria, todas increíbles incluso más que las mias para esa época, cosa que me pareció absurda por lo que me recrimine y volví a la realidad.

-          Muy bien chicos, es todo por hoy – dije volviéndome a mi escritorio.

            No bien había terminado de decir eso ya algunos se estaban parando de sus asientos cosa que en cuestión de segundos solo quedaban algunos rezagados en el salón.

-          Señorita Wanner – dije cuando vi que estaba a punto de salir del salón – ¿podría quedarse unos minutos más?

            Cuando el salón quedo completamente vacío se acerco más a mi escritorio y bajo la cabeza - ¿Algún problema profesor?

            Levantando mi mirada de los papeles de la próxima clase la vi directamente a los ojos, era realmente una chica guapa. – He notado que se encuentra un poco distraída en mis clases.

            Un leve sonrojo se expandió por sus mejillas asiendo que sus ojos cafés resaltaran más – disculpe profesor – dijo sinceramente – no volverá a pasar – y prácticamente corriendo se dirigió a la puerta.

-          Espere – dije antes que saliera.

            Se paro por no volteo a mirarme por lo que tuve que ir hasta donde estaba y pararme frente de ella – no le estoy diciendo este porque sus notas han bajado, en cambio es increíble lo bien que le está yendo cosa que me hace felicitarla.

            Nuevamente el sonrojo cubrió sus mejillas pero este fue rápidamente oculto por su espesa melena  - Muchísimas gracias, eso es muy lindo de su parte – y levantando la cabeza me sonrió.

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            Desperté sobresaltado, era la primera vez que soñaba con Lucy después de tanto años, no me gustaba la sensación que eso dejaba, se supone que esos recuerdos habían sido enterrados en aquel cementerio junto con sus restos.

            Me acosté nuevamente y agudice mi oído, hoy no había llanto por lo que sonreí aliviado.

            Había pasado una semana desde que traje a Melody a casa, y desde el primer día ella había llorado cada noche. Lo sueños del accidente de su madre la atormentaban hasta que despertaba gritando y agitándose en mis brazos. Pensé en llevarla a un psicólogo, pero cuando le comente el profesor Connelly, jefe de departamento de psicología de la universidad, sobre el asunto simplemente me dijo que con el tiempo todo se resolvería, para una niña tan pequeña era un golpe muy fuerte todo lo que estaba viviendo.

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