- ¿Estás loco? – la voz de Marissa retumbo por toda la habitación mientras que yo trataba de colocar en una bolsa de viaje un par de camisas.
- Lo tengo que hacer – dije sin mirarla, era más fácil moverse cuando no me estaba carbonizando con su mirada.
- ¿No entiendo por qué tienes que encargarte de la hija de otra mujer? – su tono comenzó a alcanzar la histeria y supe que si no huía rápido de ahí terminaría con un florero en la cabeza.
- Es solo una niña. ¿Cómo quieres que la abandone a su suerte?
- Pues para eso existen los servicios sociales, para este tipo de casos. Dime la verdad ¿es tu hija, cierto?
- Ya te dije un centenar de veces que no lo es, apenas si conocí a su madre.
- Otra razón que me da un punto, ¿Por qué rayos te encargarías de la niña de una mujer que apenas si conociste?
Una excelente pregunta que todavía no tenia respuesta, simplemente algo me decía que me tenía que encargar de Melody, si cualquier cosa le pasaba a esa criatura e iba a atormentar por el resto de mi vida, simplemente no podía abandonarla.
- Lo tengo que hacer Marissa – dije dirigiéndome a la puerta.
- Si sales por esa puerta te juro que cuando regreses no me encontraras aquí – amenazó.
No podía creer lo que había escuchado. Marissa no era así, ella siempre fue alguien con bastante mente abierta, o eso era lo que creía, por Dios solo era una niña, del cual no estaba aparentado, lo sé, sonaba extraño, pero no la podía abandonar, no entiendo como no podía ver algo tan simple. Cuando le conté sobre la situación esperaba que se histerizara por unos minutos pero jamás espere una amenaza como esa. Voltee a mirarla pero ya su forma era completamente diferente a la de antes, ahora frente a mi había alguien sin corazón, volteándome nuevamente abrí la puerta y fue ahí donde me dirigí a ella.
- Haz lo que quieras.
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- ¿Está de acuerdo con todo lo que se le exige, Señor Harper?
Mire atentamente al juez antes de responder afirmativamente, luego firme unos papeles y fui llevado ante la niña en la que ahora era su tutor legal.
Cuando vi a Melody, ella estaba jugando con unos bloques de colores en el piso de la zona de niños de la corte, estaba más grande que la última vez que la había visto por lo que sonreí y entre al lugar.
- Hola – dije algo nervioso agachándome a su altura - ¿me recuerdas?
Volteo a mirarme y el sonrojo de siempre apareció en sus mejillas, luego bajando un poco la cabeza me respondió. – Si.
Le sonreí y agarre uno de los bloques de juguetes. – Eso está muy bien Mel porque ahora vivirás conmigo.
- ¿Con usted? – pregunto algo confundida, cualquiera lo estaría es su posición.
- Si pequeña, lastimosamente nos vamos a tener que mudar pero te garantizo que nos ira muy bien.
Bajando la cabeza se escondió en su larga cabellera castaña. – No quiero ser una carga para usted – dijo con un hilito de voz.
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La canción
RomanceEthan Harper es un joven profesor universitario que trata lo mas posible de huir de su triste pasado, cuando un día caminando por una calle desconocida escucha una canción que conecta su triste pasado con el increíble futuro que lo espera.