Capitulo 17

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A paso apresurado la joven se dirigió a su cuarto, pero al tratar de cerrar la puerta, el marqués la detuvo.

-Tenemos que hablar, ya no puedo seguir con esto victoria, necesito que volvamos a estar juntos,  siento que mi vida se acaba

-No christian, yo no quiero hablar contigo, no veo siquiera que tengamos algo de que hablar -decía ella tratando de cerrar con su cuerpo la puerta- Ahora por favor vete, quiero dormir, a demás me vas a hacer tirar esto y todos se van a despertar

La joven entonces aflojó un poco la presión que estaba haciéndole a la puerta, y fue allí cuando christian aprovechó y sin consentimiento alguno entró al cuarto de su amada, le quitó la bandeja que llevaba en sus manos, la depositó en una pequeña mesa que había cerca,  y tomó el rostro de victoria entre sus manos

-Christian por favor -pidió victoria-

Pero christian haciendo caso omiso la besó. Primero, la joven puso una gran resistencia, pero poco a poco cedía más, hasta terminar abrazando por el cuello a su amado. Un beso cargado de pasión que de a poco pedía más. El pequeño camisón que victoria tenía le dejaba al marqués apreciar nuevamente cada rincón de su cuerpo, haciendo que este la deseara cada vez más. Las manos del hombre comenzaron a descender y la joven envuelta en la fogosidad del momento soltó un leve gemido. Pero antes de que su beso pasara a la cama, victoria se separó

-Christian -dijo agitada- te lo pido por favor, no lo hagas más difícil. 

-No hagas esto victoria, te lo suplico mi amor, no nos hagas esto

-Solo hago lo mejor para mi, por favor sal de mi cuarto -dijo ella señalando la puerta-

-Está bien, me iré -dijo él depositando nuevamente un beso en los labios de la joven- Pero juro que te voy a recuperar mi amor, no pienso darme por vencido

Y sin darle tiempo a victoria de responder, christian salió cerrando la puerta  a su paso.

-Dios, dame fuerza, esto no puede volver a suceder- dijo victoria tratando de calmarse-

La noche pasó y la mañana llegó pronto. El marqués no se encontraba, así que durante la primer parte del día victoria estuvo tranquila con su hija. 

Llegada la media tarde, todos partieron rumbo a Inglaterra, pues victoria había decidido que quedarse en la mansión no la ayudaría mucho a olvidar a christian. Así que sin pensarlo, anunció a su familia que era hora de partir. Todos partieron entonces y casi al anochecer llegaron. La casa seguía tal  y como victoria la recordaba, hermosa y bien cuidada. Pero al entrar, era algo diferente, era necesario haberle cambiado todo, pues rosaline había decidido que lo mejor para su hermana era estar lejos de los recuerdos tristes.

-no puedo creer que hayas hecho esto rosa -le dijo victoria a su hermana mientras la abrazaba- Mi hija y yo seremos muy felices aquí, ¿verdad esmeralda?

-Sí, aunque voy a extrañar el cuarto que las hadas hicieron para mi en casa de mi papá -dijo la niña-

-Bueno pequeña, por eso no debes preocuparte, las hadas también visitaron esta casa y te han dejado muchos regalos en tu nuevo cuarto- dijo fredrick-

-De verdad? -preguntó emocionada- ven, vamos a verlo tío -le dijo a fredrick- y tu también tío patrick, vamos a ver mi nuevo cuarto

La niña, llena de felicidad y emoción  subió en compañía de sus tíos hasta su cuarto, desde donde pegó un grito lleno de alegría

-Todo esto es gracias a ti -le dijo victoria a rosaline-

-No vicky, en realidad  es gracias a christian, fue él quien se ocupó de tu cuarto y el de la niña, fue él quien le puso más empeño a todo esto

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