Lágrimas

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Luz, una inmensa cantidad iluminaba todo a su alrededor. Se encontraba rodeado de personas, personas llenas de gran talento y alegría. Parecían años desde que estaba con ellos, pero a pesar de la multitud se sentía aún en soledad. Un gran peso evitaba que pudiese moverse y uno a uno todos avanzaban hacía la luz.

Excepto uno, una persona fría y reservada que también se encontraba en soledad. ¿Por qué? Esa persona rebosaba de un hermoso talento que podía hacerlo elevarse a lo más alto, entonces...¿Por qué estaba solo?

Una vez se acercó, notó que esa persona no era para nada fría, en su interior tenía una llama que ardía con gran pasión, era amable, se preocupaba por los demás, tenía ciertos conflictos con su pasado pero...De entre todos, su sonrisa hacía sentir olas de un nuevo sentimiento estremecer su corazón.

«¿Quién eres?»

Aquella cálida persona extendió su mano. Izuku alargó la suya pero no alcanzaba a poder sujetarla, las yemas de sus dedos no alcanzaban ni a establecer el mínimo contacto. Y esa distancia cada vez se hacía más grande, hasta que esa persona se desvaneció en la luz.

«¡Espera! ¡No te vayas aún...! ¡Tú...ni siquiera me has dicho...»

***

Sobresaltado se despertó de golpe, una fina capa de sudor cubría su frente, su corazón parecía bombeaba con gran intensidad. Había sido un sueño.

Llevó su mano a su pecho para tratar de inútilmente calmarse. Miro a su alrededor, se encontraba en su alcoba. No se encontraban por ningún lado la ropa, ni la capa, ni la espada de la persona que estuvo acompañándolo.

Tras asimilar que se encontraba una vez más solo, hizo a un lado las sábanas que hasta hace poco cubría su cuerpo. Llevó una de sus manos a su rostro y cubrió sus ojos, una risa lastimera brotó de sus labios, un tanto cortada, hasta que conforme salía se quebró totalmente. Esa risa se transformó en lágrimas, y una vez más Izuku lloró.

-Ni siquiera me dijiste tu nombre...

«¿Qué nombre debería decir cuando lloré por ti?»

Todo parecía haber sido un bello sueño, despertarse y ver a alguien más en su hogar. Ir a la iglesia no le era tan doloroso, inclusive algunas veces le contaba a su madre de la persona que conoció, de esa increíble coincidencia que lo llevo conocer a esa singular persona que a pesar de ser tan silenciosa parecía brindarle una enorme confortación con su mera presencia.

El pecoso se puso de pie y sin molestarse en secar sus lágrimas puesto estaba seguro que algunas otras brotarían aunque él no quisiera, se vistió y tomo su capa.

-No quiero estar en esta gran casa... No solo.


~***~

Una actualización cada mil años ...(lo siento)

Y una muuuuuy pequeña. Pero creí que era muy necesaria de escribir, el siguiente será más largo, lo prometo.

Prometo también intentar actualizar más seguido, le he dedicado más tiempo ha otro fanfic y no me parece dejar los demás abandonados.

Gracias por sus lecturas ~(^o^)~

Atte. TWW

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