CAPÍTULO 1 - ¿Mudarnos a Corea?

16 3 0
                                    

3 de Enero del 2018

{Big Bang - Fantastic Baby}

Narra Lara

Estoy aquí de pie, parada, viendo cómo aquella mocosa sopla 19 velas colocadas sobre un pequeño bizcocho que ella misma dice haber hecho para llevar a la oficina. No entiendo por qué ha traído un bizcocho 7 días antes de su cumpleaños. Se nota que la encanta ser el centro de atención. Aunque se la vea un poco tímida, no me trago ni una de sus palabras de agradecimiento, pues es la típica niña malcriada capaz de conseguir cualquier cosa con suplicar un poco y soltar una que otra lágrima de cocodrilo. Y, sin embargo, aquí estoy, con la sonrisa más falsa que un actor de Hollywood podría fingir, cantando el cumpleaños feliz a la hija del compañero de mi padre. Nunca llegué a hablar con ella. Definitivamente no desperdiciaría mi tiempo de esa manera, al igual que con el resto de hijos de los trabajadores de esta empresa (aunque hay que admitir que alguno está buenísimo).

Me llamo Lara González, tengo 22 años y soy hija de uno de los miles de trabajadores de la empresa coreana Samsung. Mi padre trabaja desde casa, pues somos de Burgos, pero justamente hoy convocaban en la sede oficial de Madrid a todos los trabajadores de España, algo de comunicarnos una noticia muy importante o algo así.

Os preguntaréis cómo sé que esa tal ¿Rebeca se llamaba? Es una niñata del montón si nunca he hablado con ella. Simplemente lo sé. Desde pequeñas nos hemos visto un par de veces por la oficina en Madrid, y siendo las dos de Burgos coincidíamos un par de veces por la calle. Nunca la he saludado ni ella a mí. Simplemente me sonreía y se iba, una sonrisa más falsa que una moneda de 3.

Pero sigo aquí, parada, esperando a que ocurra un milagro para que no me toque acercarme a darla un par de besos, pues me empezaría a lavar la boca con legía durante el resto de mi vida.

Y justo en ese instante, llega el milagro.

Un señor, de unos 50 años, vestido con un traje negro con corbata azul entra por la puerta, indicando a todos los trabajadores para que pasen hacia un gran despacho. Una vez mi padre está dentro, me coloco unos auriculares y salgo de ahí a paso ligero, pues no me apetece nada estar a solas con otros chavales con los que no puedo hablar de nada.

Narra Rebeca

¡No me puedo creer que ya tenga 19! El tiempo ha pasado volando desde los 15, cuando mi cara estaba llena de granos, decorada por unas gafas rojas y rematada en un peinado escandaloso. Lo único que conservo desde entonces es el flequillo, y ya es bastante.

Los compañeros de mi padre siguen cantando mientras yo solo sonrío y soplo las velas. A decir verdad, no es que sea muy buena cocinera, pero esta vez por lo menos el bizcocho no se me ha quemado. Aun así, lo que más me llama la atención es la chica rubia de pelo corto y ojos azules parada en una esquina. Creo que se llama Lara. Parece como si con su mirada me quisiera mutilar, y sin embargo su sonrisa no puede ser más amable. No me importaría hablar más con ella, creo que incluso nos llevaríamos bien. Lo cierto es que me hizo mucha gracia cuando me enteré de que teníamos el mismo apellido. Me acuerdo que estuve como un año entero preguntándoles a mis padres si ella era mi hermana mayor. Hasta que un día comprendí que nuestro apellido es bastante común en España. No es que me desilusionara, pero no me hubiera importado que Lara hubiera sido mi hermana.

Ya ha acabado la canción y una chica de pelo rosa y rizado se acerca a mí. Sé que se llama Sara, pues es la hija de una compañera de mi padre. Su hermano pequeño llamado Hugo me sonríe y ella me da dos besos y me felicita. Sara es de las pocas chicas de por aquí con las que he hablado un par de veces, y me parece una chica muy extrovertida y amigable. Sé que es de Burgos, igual que yo, por lo que nos hemos visto un par de veces, aunque nunca nos hemos parado a hablar.

Amor a Primera NotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora