Hace una semana no sé nada del rubio asqueroso. Cada noche, cuando todos duermen, me pongo audífonos y me pajeo viendo lindas tetas y vaginas, pero pasado un rato visito páginas gays, buscando alguno que llame mi atención. Pocos lo logran, no me excito, esto sólo lo hago cuando el cuerpo es parecido al de Akira y mi imaginación ayuda. Con eso, empecé a llegar a una conclusión que me aterra bastante. Probablemente no me gustan los hombres, sólo me gusta él.
Y me pregunto yo, ¿eso es posible? ¿Una excepción? No entiendo, porque pienso que deberían gustarme todos, y debería fantasear con muchos penes corriéndose en mi cara en un rico bukake. Pero ni la idea me llama la atención, aunque eso cambia cuando imagino que los responsables son muchos Akira's corriéndose en mi rostro.
Últimamente ya no tengo rabia, ni odio hacia él. Me siento triste. No hay día, no hay segundo en el que no piense en él desde que lo conocí, y yo para el rubio... ¿Nada? Duele, duele tanto saber que Akira sigue como si nada hubiera pasado. Duele pensar que le importa una mierda saber como estoy.
Estaba en la piscina hundiéndome en la depresión, era ya una rutina, pero eso nadie lo sospecha. A todos les pongo mi falsa sonrisa para evitarlo. Sonrío, pensando en que estoy realmente loco.
Cuando vuelvo de clases al otro día, mis puños se aprietan.
"Te espero en el parque a las 18:00".
Un lindo mensaje de nada más y nada menos que del estúpido de ojos verdes. No pienso ir, si piensa que las cosas son cuando él quiere, está muy equivocado. Queda media hora para esa "cita", pero intento ignorar el tiempo y me dedico a estudiar. Me meto tanto en los libros que al final logro olvidarme del tema, hasta que el sonido de otro mensaje de texto me trae de vuelta a recordar la situación. Eran las siete y media. Cuando abro el mensaje, suspiro mirando al techo.
"Te sigo esperando".
¿De verdad seguía haciéndolo? Me sentí emocionado, sabía que eso no significaba nada, pero no pude evadir las sensaciones. Lo dudo un poco, pero pasando los dos minutos, contesto.
"¿Qué quieres?".
"Solamente quiero hablar contigo. Ven".
Eso es suficiente para ceder. Tomo el celular, me arreglo un poco y salgo de casa. Tomo un bus y pasado los veinte minutos llego. Camino directo al gran árbol bajo el cual siempre solíamos ubicarnos, y ahí mismo estaba. Ya oscurecía, me siento a su lado y sólo lo miro, no lo saludo, sólo lo miro. Mi cara parece gritarle: ¿Qué quieres?
—Te haces extrañar. —Parece reclamarme con una sonrisa. Yo sigo igual de neutro, acomodo mi cabello y encojo los hombros.
—¿De qué quieres hablar?
—No me gusta estar así.
—¿Así cómo?
—Así, separados. Ignorándonos.
—Me atrevo a decir que no es mi culpa. —Salto a la defensiva, apretando parte de mi suéter. Él se calla un largo rato, apoyado en el tronco del árbol. Parece meditar, como si tuviera algo que decirme y no encontrara la forma. Quiero pensar algo lindo, pero sólo decaigo al recordar cuando se fue luego de besarnos.
—Takanori, yo... No quiero ser el que te... ¿Confunda? No pienso ser el responsable de adentrarte en este mundo de mierda. Si quieres experimentar, prefiero que no sea conmigo. Tampoco quiero que esto se dañe. —Me mira y siento que me penetra con la mirada. Pero le tomo el peso a esas palabras, notando que él piensa que lo que hago es sólo porque sí.
—No es por experimentar. — Una indirecta, a través de eso era fácil leer el mensaje oculto. "No eres un pasatiempo para mi" o "De verdad siento algo por ti", y parece entenderlo, pero no creerlo, y eso me destroza.
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Joven y Alocado. (REITUKI)
FanfictionUn chico de 17 años, hijo de una familia conservadora y fanática religiosa; ese es Takanori. En plena edad del deseo y la curiosidad sexual, el castaño relatará sus experiencias, las estrictas exigencias de sus padres, y la culpa que le carcome por...