V

380 47 19
                                    

Los días y semanas pasaron, y pronto se cumplió el primer mes desde que Jeonghan y Samuel llegaron a la mansión Choi. Para ese entonces, la relación entre Seungcheol y Samuel se había vuelto muy cercana. Ahora no sólo lo arropaba en las noches y le leía cuentos, sino que también veían películas juntos, Seungcheol le ayudaba con los deberes, y hasta había aprendido a preparar el almuerzo de su hijo. Incluso asistió a una de las reuniones escolares del niño, momento en que tuvo su primer encuentro con Hong, aunque no cruzaron palabras. Tal como Seungcheol había prometido no entrometerse en la (ficticia) relación de Jeonghan y Hong, este último también se prometió no interferir en la relación de su amigo con Choi, a menos claro que fuera estrictamente necesario.
La situación entre Seungcheol y Jeonghan también había progresado. Durante aquel mes, Seungcheol se había esforzado mucho por demostrar cuánto deseaba ser parte de la vida de su hijo, logrando ganar lentamente la confianza de Jeonghan. Y no era lo único. Desde aquella noche en que Seungcheol llegó a casa y se quedó dormido en el sillón, los sentimientos de Jeonghan por él, habían comenzado a florecer de nuevo. Y aún cuando no se permitía pensar en retomar su relación, más de alguna vez se descubrió imaginado inconscientemente un futuro juntos. Eso, hasta ese día.
Todo comenzó cuando, mientras los tres desayunaban, el mayordomo anunció una visita inesperada. Seungcheol dio la orden de que, fuera quien fuera, esperara en la sala de estar, pues no estaba dispuesto a interrumpir un momento tan importante con quienes ahora consideraba su familia. Sin embargo, la persona en cuestión hizo caso omiso de la solicitud de Seungcheol, y de igual forma se presentó en la sala. Era una chica alta de cabello rubio platinado, ojos castaños y piel pálida. Tenía voz suave y armoniosa, y una figura envidiable.

—¡Choi Seungcheol! —exclamó una voz enfadada—¡Te estuve buscando por cielo, mar y tierra!

Era una chica. Alta, cabello rubio platinado, ojos castaños y piel pálida. Tenía voz suave y armoniosa, y una figura envidiable. Al verla, Seungcheol dejó caer el tenedor.

–¡¿Ji?! —exclamó, incorporándose bruscamente —¿Qué haces aquí?

—¡¿No es obvio?! —dijo la chica —¡Vine por tí! ¡Pensé que volverías luego del funeral de tu padre, pero jamás regresaste! ¡Y ni siquiera respondes mis mensajes o llamados! ¡Así que decidí venir por tí yo misma!

En ese instante, Jeonghan se incorporó. Sólo entonces la chica notó su presencia y la del niño.

—Sam, es hora de ir a la escuela—dijo Jeonghan, volteándose hacia su hijo —. Ve a lavar tus dientes.

—¡Síiii! —respondió el niño, obedeciendo de inmediato.

Seungcheol se volteó hacia él.

—Jeonghan —murmuró.

—No te preocupes —dijo —. Yo llevaré a Sam.

La expresión en su rostro era amable, más su voz sonó un tanto fría. Dicho esto, dejó el salón, no sin antes saludar cortésmente a la recién llegada. La chica lo observó.

—¿Quién es él? —preguntó la chica mientras observaba a Jeonghan —¿Y el niño? Se parece a ti... ¿Es tu hijo?

—Ji, en serio... ¿Qué quieres? —dijo Seungcheol, exasperado.

—¡Ya te lo dije! —respondió la aludida —¡Vine por ti!

—No regresaré —dijo Seungcheol, serio.

—¡¿Por qué?! —protestó la chica.

Seungcheol frunció el ceño. El y Jicheol habían tenido algún tipo de relación un año antes, aunque Seungcheol nunca lo consideró algo serio. De hecho, había sido lo más cercano a una relación amorosa desde Jeonghan. Sin embargo, Seungcheol estaba consciente de que sólo la eligió porque su apariencia le recordaba fugazmente a su antiguo amor.  Suspiró.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 18, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Hitomi no Jyuunin [EN EDICION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora