Si Jeon tuviera que describir sus sentimientos en ese momento seguramente haría que su cabeza dé vueltas sin poder encontrar las palabras correctas.
Era extraño el gran vacío que sentía dentro de él. Apesar de tener el apoyo de innumerables personas, sentía que no existía nadie para él.
Cada día se sentía aún más culpable por el daño que le hacía a cada una de ellas, se lamentaba cada vez que cometía un error, pues todos los errores que cometió acabaron con él en este momento.
Nunca entendió como logró combatir la depresión cuando estuvo joven, aunque pudo salir adelante gracias a su mejor amigo, la idea de ser un gran peso sin importancia lo persigue.
No paraba de repetirse que había sido un estorbo, Yug probablemente tenía muchas metas, muchas cosas que hacer, sueños que cumplir, pero pasó la mayor parte de su vida tratando de mantenerlo vivo.
Porque nisiquiera sus padres eran capaces de cuidar de su pequeño hijo.
Jeon yacía en el baño de la habitación, las paredes blancas lo aturdían, la intensa luz lo cegaba, apenas lograba verse en el espejo con claridad, su cabeza ardía y quería descansar.
Se repitió una y mil veces que se arrepentiría de sus actos si lograba su cometido.
Pensaba en Jimin cada vez que la idea de hacerse daño pasaba por su cabeza... no quería que él se sintiera culpable por eso, no quería que se sintiera de la misma manera que él se sentía cuando Yug lo atendía.
Desde temprana edad aprendió a lidiar con sus propios problemas, sobreexplotando su mente llenadola cada día más con problemas nuevos, estaba cansado de vivir así.
Tal parecía que nada había cambiado desde entonces, vivía con los mismos problemas, pero los sentimientos no eran los mismos.
Antes rogaba por morir, la idea de desaparecer era fascinante, era su única. meta para cumplir, no tenía otro propósito, así que innumerables veces trató de lograr su cometido, siendo interrumpido en cada una de esas situaciones.
Actualmente esos pensamientos habían cesado, pero aún lo acompañaba la idea de desaparecer.
Escuchó que tocaron la puerta principal, lo cual lo hizo salir de sus pensamientos, aunque quiso moverse para poder abrir, sus piernas no se movían.
Estaba estático, como si lo estuvieran sosteniendo, se sentía amarrado, algo le decía que no abriera esa puerta y simplemente cumpliera con los pensamientos que lo atormentaban.
Muchas veces pensó en rehacer su vida en otro lugar, ya que Seúl no le había brindado buenos recuerdos, probablemente salir de ahí lo ayudaría a sanar.
Pero siempre fue un cobarde con la idea de enfrentar solo al mundo.
— Jeon, sé que estás ahí... — habló Junhui aún tocando la puerta.— ábreme ya.
" No quieres, no vas a hacerlo."
"deja de luchar contra tus instintos Jeon, eres un cobarde"
"no eres un cobarde"era una lucha constante en su mente lo que hacía que su cabeza diera más y más vueltas, terminó por sentir las náuseas llegar hasta su cuello amenazando con salir, cosa que se cumplió.
— Jeon, por favor ábreme. — seguía rogando.
Jungkook no sabía, ni siquiera estaba poniendo atención, pero Jun estaba marcando a la primera persona que le apareciera en el teléfono.
Entró en desesperación al no obtener respuesta de Jimin, así que volvió a marcar innumerables veces pero el rubio parecía no estar interesado.
Siguiendo con Jungkook, limpió su boca sintiendo más asco al pensar en lo que había causado.
Le había hecho más daño a las personas, ellos seguían con la intención de cuidarlo por miedo a dejarlo solo y que hiciera una estupidez. Se sentía tan miserable por no ser capaz de mantener su mente libre de todos esos pensamientos, por ser dependiente de las personas.
Odiaba sentir que necesitaba de alguien para sentirse seguro.
— voy a romper la puerta si no abres, Jeon. — amenazó el mayor, robando la atención de Jungkook.
El menor sonrió débilmente al escuchar al mayor quejarse, no lo dejaría entrar ni de broma, no quería que lo viera de esa manera y sintiera pena por él.
— no lo harás, no lo harás. — Jungkook se susurró sintiendo escalofríos haciéndolo temblar.
— Jungkook por favor, responde, necesito saber que estás bien, pequeño... abre la puerta. — suplicó.
— no puedo hacerlo, Jun. — sollozó.
sus manos temblorosas limpiaban con desesperación sus lágrimas que salían sin control, Jun cada vez se desesperaba más pero lo tranquilizó escuchar la voz del menor.
— vamos, pequeño, estoy aquí para ayudarte.
— no necesito a nadie... vete.— respondió.
— bien, no vas a abrir. — Jungkook se exaltó al escuchar los fuertes golpes que recibía la puerta.
— ¡basta ya, la vas a romper! — gritó como pudo cubriendo sus oídos.
— ábreme ya. — seguía con el intento de hablar a alguien que pudiera ayudarle en ese momento y no le quedó otra opción más que llamar a emergencias.
— déjame en paz Jun, no quiero saber de nadie. — susurró.
Pero el chico no se calmó, le asustaba la idea de Jungkook sintiéndose despreciable, eso era lo que pensaba, era lo que rodeaba su mente, que el chico no se sentía capaz.
Hubo silencio por un momento y aprovechó para mirar sus nudillos al sentir el dolor punzante, parecían destruidos.
Jungkook respiraba con dificultad sintiéndose sofocado, el aire le faltaba y sentía que su corazón pronto se detendría.
Su mirada comenzaba a nublarse y el dolor de cabeza no ayudaba mucho, optó por tomar su shampoo y romper el espejo, seguido de la bombilla.
Fue entonces cuando Jun enloqueció, ahora pateando la puerta, repitiéndose a sí mismo que no se perdonaría no haber llegado antes si algo le pasaba al chico.
Las sirenas parecían romper sus tímpanos, Jeon los escuchaba cerca, un poco de felicidad invadió su cuerpo al pensar que no lo salvarían.
No estaba cuerdo, nisiquiera estaba seguro de sí estaba vivo, no sabía si estaba soñando o ya se había vuelto loco que empezaba a alucinar.
Tomó un pedazo de cristal y lo pasó por su brazo hasta ver el río de sangre correr. El líquido rojizo había manchado gran parte del suelo y el cristal, Jungkook sonreía viendo como la sangre pintaba su brazo de un color rojo muy lindo.
Miró al frente y se encontró con Junhui mirándolo con sorpresa y una pequeña cantidad de policías atrás de él totalmente sorprendidos.
— Jeon... — tartamudeo.
— dile a Gyeomie que realmente lo siento. — fueron sus últimas palabras antes de caer al frío piso, impactando sobre algunos cristales que lograron manchar su cuerpo.
El cuerpo de Jeon permanecía entre los brazos de Jun, éste lloraba sin parar con la esperanza de que el menor abriría sus ojos y le diría que todo había sido una broma.
No se sentía capaz de perdonarse esa situación, no podría hacerlo, no iba a hacerlo, jamás.
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¡Déjame Acosador!
Fiksi Penggemar-Eres realmente lindo. ¡Usted me gusta! -¡Déjame acosador! Créditos por la portada a: Maeun_dodo. - historia en corrección.