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Siento que esto necesita más ionmin, zykzy.
[ym]

Jimin corrió con todas sus fuerzas por las frías calles de Seoul, el reloj pronto daría la hora que tanta ansiedad le agobiaba y si no se apresuraba llegaría tarde, y no, no debía ni podía llegar tarde esa noche.

Las avenidas y paradas se vaciaban, las perdonas abandonaban la calle para ir a la comodidad de sus hogares y él sólo podía correr con toda la velocidad que le otorgaban sus piernas.

Al fin, su viaje se dió por acabado cuando la vio ahí, la joyería, camino hacía ahí con una aliviada sonrisa, su regalo pronto estaría listo.


[…]


Por otro lado, esa misma noche, Yoongi abría los obsequios que le habían regalado en su fiesta sorpresa de cumpleaños organizada por su cachetón novio, más este último no estaba junto a él.

Ya le había marcado varias veces y ninguna de estas le contestó, su ceño se hallaba fruncido por un extraño presentimiento.

Los chicos habían venido a visitarlo en la casa que compartía junto a Jimin para la pequeña reunión, los siete juntos.

Los muchachos hablaban y reían tranquilamente en rincones de la sala mientras él, aún con el ceño fruncido, se encontraba sentado de piernas cruzadas en una de las sillas del comedor con una copa de vino en su mano.

Se concentró tanto en hacer girar el contenido vinotinto que contenía la copa que no captó el momento en el que Jimin ingreso por la puerta, llamando la atención de los otros cinco quiénes lo siguieron con la mirada, y se acercó rápidamente a él, por un pequeño y oportuno tropiezo, terminó por arrodillarse frente a él.

Sus ojos se toparon, los del menor brillaban en alegría y los del mayor se oscurecían en confusión. Los demás los rodearon en un pequeño semicírculo.

—¿donde estabas?—interrogó Yoongi, sin dejar de girar el colorido líquido.

Jimin sonrió sacando una pequeña cajita de los bolsillos de su chaqueta.

—Consiguiendo tu regalo—En eso, y aún arrodillado, abrió la cajita frente a Yoongi, este abrió los ojos sorprendido y tapó su boca por la impresión.

Los cinco espectadores rodaron los ojos y se fueron a seguir con lo suyo.

Yoongi dejo la copa a un lado y se abalanzó hacia los brazos de su novio.

—Supongo que te gusto—Rió Jimin, recibiendo gustoso el abrazo, para entregarle la pequeña cajita al mayor y que este pudiera observar su contenido con detalle.

—¡Claro!—Yoongi no espero y colocó la sortija en su dedo— Pero, ¿en donde diablos conseguiste el anillo de edición limitada del show de Kumamon que veía a los 4 años?—

—Tengo mis contactos—

Porque Jimin no entró a la joyería, sino a la casa de empeño justo a esta.

Ja! T la kreist we!

BTS being a brokenheartedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora