2: "¡¿QUÉ HACES?!"

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•MADISON'S POV:

—¿Qué haces aquí? —pregunté asustada al hombre que estaba enfrente de mi.

—Solo quiero divertirme un poco —sonrió y se fue acercando a mi.

—No, por favor no, ¡Déjame! ¡Aléjate de mí! —grité con lágrimas en los ojos.

Me levanté asustada de la cama, estaba sudando, temblando y llorando.

—¿Por qué tengo que tener esa pesadilla siempre? —susurré.

—Mad, escucha, fue sólo un sueño, tranquila, yo estoy aquí —aseguró Michael que estaba parado a mi lado.

—Bebé...tengo miedo —sentí como las lágrimas se derramaban sin parar.

—No te preocupes, yo estoy aquí, fue sólo una pesadilla —me abrazó—, oí cómo gritabas y supe que tenías esa pesadilla otra vez —me acarició la espalda.

—¿Qué hora es? —intenté cambiar de tema y secandome las lágrimas con las manos.

—Cómo las... —miro la hora en su celular—, son las 10:00 de la mañana —abrí los ojos de par en par.

—Daniel vendrá a las 11:00 por mí —salté pero se me enredó el pie en una barandilla del camarote, haciéndome caer de cara y escuché como Michael reía a carcajadas.

<<Más estúpida no pudiste ser>>

¡Alison! ¡Cuánto tiempo!

Les presento a Alison, ella es mi conciencia, es un fastidio.

<<Somos la misma persona>>

¡Ay cállate! ¡Me llamaste estúpida, Alison! ¡Así que no digas nada!

Deben creerme loca por ponerle nombre a mi propia conciencia y pelear conmigo misma, pero proviniendo de mí, es normal.

Me paré y caminé al baño para darme una ducha rápida, pero se me ocurrió una idea para vengarme de Michael (quien se seguía riendo).

—¿Mi-Michael? —fingí que se me bajaba el azúcar, sí, yo sufro de hipoglucemia, a mí se me baja muy rápido, no es algo de lo que me sienta orgullosa o me guste que todo el mundo lo sepa.

Inmediatamente Michael dejo de reír y me mira con preocupación.

—¿Bebé? —se acercó a mí y era mi tiempo de actuar, me desplomé "desmayándome", sentí como me golpeaba la cabeza con el piso y reí disimuladamente, pero luego me puse sería otra vez.

—No puede ser —lo oí susurrar- ¡¿Ahora dónde encuentro un maldito dulce?! —gritó— ¡¿Y ahora que hago?! —lo pude ver con sus manos en la cabeza, no aguante más y estallé a carcajadas.

—Lo siento, lo siento, es mi venganza por reírte de mi —lo señalé divertida y me levanté del suelo.

—¿Estás loca? —me miró con el ceño fruncido— ¡No me vuelvas a hacer eso! —exclamó.

—Te dije que lo siento —una pequeña broma no hace mal a nadie.

—Prometeme que no me volverás a hacerme otra broma así —dijo frustrado.

—Bien, ahora me voy a bañar, mi hermano llegará pronto —me dí media vuelta y caminé al baño.

—Hablando de eso —me detuve y dí media vuelta —tu hermano te llamó y estabas dormida, entonces contesté la llamada...yo —se rascó la nuca y bajo la cabeza.

Los idiotas y yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora