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¿Cómo es posible enamorarte de alguien al que nunca has visto? Y lo único que sabes de él es su nombre, que alomejor, ¿no sabes ni eso?

Enciendo mi portátil para ver si tengo alguna nueva notificación, pero como de costumbre, solo tengo una. Él. Ha vuelto a tuitear algo. Esta vez un poema. Más corto que de costumbre, pero a sus miles de seguidores, de las que yo formo parte, aunque escribiese la biblia no nos valdría. Nunca tenemos suficiente de él. Le doy a favorito y como siempre, le hago una foto con mi móvil, para siempre tener sus palabras conmigo.

Le empecé a seguir desde sus inicios, cuando sus únicos seguidores eran sus amigos. Y ahora, solo han pasado meses desde ese día, es uno de los jóvenes más influyentes, según muchas entrevistas. Pero nadie sabe su identidad. Solo sabemos su género y su edad. Alguna que otra vez sube una foto, donde alomejor se le ve reflejado en algún lugar, pero nada. No sabemos ni donde vive, ni si su nombre real es Joe Jacobs.

Al revisar su perfil varias veces me doy por rendida, este será su único post de hoy. Me visto con mis jeans desgastados talla XL y mis viejas converse y salgo con mi perra a dar un paseo. La mejor hora de pasear, por experiencia propia es a partir de cuando se pone el sol. Nadie te molesta. Solo estarás tú, tu perro y la música. Normalmente vamos al parque del centro, pero hoy tanto a mi como a Loba no nos apetece y decidimos ir hacia el muelle. Vivir en un pequeño pueblo tiene sus convenientes. Como por ejemplo que en sólo dos minutos me he cruzado medio pueblo. Pero otro importante es que todo el mundo te conoce y nadie te juzga.

Decido sentarme en un pequeño banco desde donde se ven las gigantescas olas y pienso en que haré mañana, en sí me apetece salir de casa o no.

-Eh tú! - escucho a alguien gritar, como soy la única en el muelle me giro en su dirección, veo un grupo de personas que seguro deben estar ebrias. -Nos sacas una foto? - Logra articular el que parece el líder del grupo. Como no me queda otra, me acerco y con Loba a mi lado les saco la foto. Después ellos se marchan y como siempre me quedo sola. Muchos pensarán que la soledad es oscura, pero es lo único que me ilumina. Con ese pensamiento en la mente volvemos a casa. Me quito los converse los dejó delante de la puerta y me acerco a la nevera para coger una cerveza bien fría. Después de un día tan normal como hoy me la merezco. Miro a Loba mientras ella vuelve a su sitio de siempre. ¿Qué estará pensando? ¿Se sentirá sola? Me acerco le doy un beso y decido que ya es tarde, pero antes de eso, vuelvo a revisar mi cuenta de Twitter por si acaso. Nada. Me acuesto en mi cama y con el móvil en las manos me duermo.

La mañana siguiente me despierta una alarma. Luego recuerdo que es lunes y que debería de estar de camino al trabajo. Me doy cuenta que ayer se me olvidó quitarme la ropa, por lo que decido ducharme rápido. Como en la agencia en la que trabajo las mujeres estamos obligadas a llevar falda, me saco la más larga que tengo, que me llega debajo de las rodillas y una camisa blanca y me lo pongo. Gracias a Dios no tenemos una norma de cómo llevar el pelo, por lo que decido hacerme una cola alta y como siempre, y como cada mañana de lunes a viernes llegó justo a tiempo. El jefe se me acerca y me observa fijamente. Hoy está diferente. Puede ser su nuevo corte de pelo, o el anillo de compromiso que ya no lleva en su dedo. Prefiero no preguntarle, en la agencia corren rumores de que su mujer la dejó porque lo pilló acostándose con una menor. Aunque yo no creo ese tipo de cosas, sé que algo de razón tienen.

-Buenos días, llega tarde. - Y me da una larga lista de cosas que tengo que hacer hoy. Empiezo a observar y veo que tengo que reunirme con un cliente dentro de diez minutos. Me acerco a secretaria y le pido los detalles de la reunión a Sara.

- ¿Y qué tal ayer? - Escuchó que le pregunta un tal Andrews. Ella me mira y me guiña un ojo. Desde el primer día en que entré es la única que no me ve como una mosca. -Nina, aquí tienes las cosas. Como siempre en la sala 78. No olvides hoy salimos a cenar. - Mientras cojo las cosas, ella empieza a narrarle las cosas a su compañero. Y de camino a la sala, leo la información y me doy cuenta que en años es mi primer cliente nuevo.

Nombre: Owen Bradley

Edad: 26

Especialidad: Graduado en la facultad de Ingeniería Informática de Carrot.

Estatus social: Soltero.

Releo sus datos y en silencio entró a la sala. Donde me espera él. Igual a su foto. Me acerco y me presento.

-Nina Adams. Usted debe ser el señor Owen Bradley. - Él me estrecha la mano y solo me mira. La mujer que tiene a su lado, que debe ser su madre se presenta como Margot Bradley y los tres nos sentamos en nuestros respectivos sillones, yo detrás del escritorio y ellos delante.

- ¿En qué puedo ayudarles? - Preguntó mirándolos a los ojos. En tantos años trabajando para la agencia, he aprendido que siempre es mejor si miras a los clientes a los ojos, e ir al grano te salva de muchas situaciones incómodas.

El chico me acerca un montón de hojas, de las que en la primera hay un currículo y algunas recomendaciones de otros sitios donde ha trabajado. Por lo que veo, es bastante organizado, y tiene buenas cualidades como líder. Después de estar hablando un rato con su madre, decido que será hora de que él y yo mantengamos una conversación a solas. Es bastante normal que la primera vez los clientes vengan con algún familiar suyo. La madre se marcha y me doy cuenta que el señor Owen está bastante tenso.

- ¿Por qué quiere trabajar aquí?

-Vi que buscaban a alguien que sepa manejar ordenadores, y como puede leer en mi currículo, entiendo bastante del tema. - Responde mirando el piso. Me levanto y me acerco a él.

-Yo no necesito una gran oficina. Con que tenga lo necesario me basta- Afirma con un poco de dificultad al hablar. Se nota que está nervioso, por lo que me vuelvo a sentar y con una sonrisa le agradezco que haya vendido, y que ya le informaré sobre el puesto de trabajo. Antes de salir se gira y dice -No hay necesidad que llamen, sé que no me van a escoger. - Y sin añadir nada más, sale. Empiezo a ojear las hojas y hay una que llama mi atención, parece un verso, escrito a mano. Lo miro e intento descifrar que pone. Pero no lo consigo.

Al llegar la tarde medespido de los demás y Sara me vuelve a recordar que esta noche ella y suactual pareja van a salir a cenar y tienen un amigo al que les gustaríaemparejar conmigo. Como no me gusta decepcionar a la gente decido ir a casa yempezar a arreglarme. Si me da tiempo puedo revisar las notificaciones. Alterminar, como ya me imaginaba me da tiempo a revisar las redes. Unanotificación. Pero no es él. Visito su perfil, pero nada. Decido ponerme elvestido amarillo que me compre hace unos meses para la boda de una prima de mimadre. Es largo, lo bastante como para esconder mis muslos y rodillas y por laparte de debajo del pecho se ciñe un poco, y al tener poco pecho un escote enforma de corazón me favorecer. Ya es la hora y veo como un coche se acerca alporche. Al salir, recuerdo que una niña de la otra casa me preguntó si algúndía la dejaría llevar a pasear a Loba. Por lo que le pongo la correa y voyhacia la otra casa. La niña me lo agradece, y su madre me dice que no mepreocupe que está en buenas manos. Ahora ya tranquila, me acerco al coche y alentrar me doy cuenta que solo somos nosotros tres, y que falta mi cita.    

'Define Amor'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora